martes, 22 de septiembre de 2009

Planes de apagón

En el tema del apagón analógico, tratado con cierta jocundia en una entrada anterior de este blog, hay varias confusiones, no sé cuán intencionalmente alentadas por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones. La parte más crítica de este apagón no es el comienzo sino el final, y el lugar más crítico no es la parte más grande del mercado (Lima) sino las zonas de cobertura más débil, en especial todos esos pequeños pueblos del interior del país en donde se recibe televisión gracias a la intervención del mismo estado, donde hay receptores satelitales instalados por el MTC.

Colocar transmisores en Lima y lanzar señales paralelas no es complicado, aunque sí posiblemente caro y no necesariamente lucrativo para las empresas de radiodifusión. Obviamente, no porque estas empresas tengan que pagar por el uso del espectro (estoy seguro que negociaran estatus de prueba por todo el tiempo necesario) sino porque mientras el público no compre televisores con capacidad de recibir la señal digital, y comience a ver la TDT prefiriéndola a la señal de pago, no se podrá vender la publicidad a tarifas especiales. El simulcasting, la estrategia usada en todos los países en donde hay televisión digital terrestre para un período de transición, permite un crecimiento ordenado y seguro de la base de equipos de recepción; lo que no garantiza es un público interesado en comprar esos equipos.

Desplegar la señal en los lugares lejanos solo será posible cuando los lugares cercanos financien el negocio. Para ello, los clientes deberán estar dispuestos a cambiar de televisores o a comprar decodificadores, que según recientes declaraciones del ministro Cornejo, no estarán subvencionados (aunque los precios que menciona siguen existiendo en la imaginación de los proveedores, no en el mercado). La única razón por la cual se puede optar por comprar decodificadores es para tener acceso a una programación de particular calidad o con contenidos que no estarán en otro sitio, lo que es casi la definición de la televisión de pago.

Por eso, la pelota estará en la cancha de los radiodifusores. La oferta que propongan deberá ser convincente, y además deberá incluir otra dimensión: ser competitiva con el cable, que ya exige pagos y que existe por todo el país. Los beneficios de la televisión digital terrestre para el consumidor final no son tantos si no se incluye mejores contenidos o mejor imagen y sonido (alta definición); y si bien en el largo plazo todos tendremos que cambiar los televisores algún día, también es cierto que en el largo plazo todos estaremos muertos...

Entonces: la televisión digital terrestre en el Perú tiene que ofrecer algo realmente atractivo, codiciable y diferenciado de lo que actualmente ofrece la televisión de señal abierta, y que además sea competitivo con el cable, para que los consumidores de Lima, y en mucho menor medida de las demás ciudades grandes del Perú, estén dispuestos a gastar en equipos que garanticen ojos viendo publicidad. Sin eso, no existe camino viable alguno para que los radiodifusores se expandan fuera de Lima; sin esto, no hay manera que el apagón analógico ocurra.

¿Son las actuales empresas de radiodifusión las más indicadas para innovar, inyectar capitales y ofrecer una experiencia atractiva al consumidor? En un mercado sin competencia desde los costados (el cable) o desde afuera (la Internet) sería discutible. En la realidad actual de la comunicación, es completamente inviable.

Tendremos pruebas de televisión digital pronto, y tendremos planes también. Pero sin una reimaginación de lo que la televisión debe ser en el Perú y para el Perú, no vale la pena ir corriendo a comprar un receptor de ISDB-T.
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2 comentarios:

LuchinG dijo...

Voy a decir algo que tal vez sea una tontería, pero en fin: si los costos de la tecnología cada dia que pasa se van al suelo, ¿no sería más fácil empezar con una radiodifusora digital local en una provincia, y de ahí avanzar de a pocos al reemplazo de todo el mercado?

Eduardo Villanueva Mansilla dijo...

Recién encontré tu comentario. Disculpa la demora en publicarlo.

El problema es que las pequeñas televisoras de provincia no tienen salida fuera de su provincia; si el mercado local de avisaje no financia la conversión, no tienen a dónde ir; y que los costos bajen no quiere decir que desaparezcan, especialmente si tienes que invertir para el simulcasting y esperar que tus anunciantes se muevan. Considera que las televisoras tienen modelos de negocios basados en la realidad del mercado en el que viven; ante un nuevo mercado, ¿cómo harán?