martes, 15 de septiembre de 2009

El rollazo de Google Books

O, organizando mi mente sobre un tema complicado.

La polémica sobre Google Books continua siendo importante. Dados los desarrollos recientes en dispositivos digitales para lectura, en donde el mercado parece estar madurando hacia alternativas viables tanto en lo comercial como en el uso, las decisiones que ha tomado Google son cada más críticas para entender lo que puede pasar.

Lo central es conocido, asumo, así que lo resumo rápidamente: Google decidió en 2004 iniciar la digitalización de los fondos de varias universidades y bibliotecas de EEUU e Inglaterra; primero libros fuera de protección patrimonial, luego libros "huérfanos" (es decir que aunque están en el plazo de protección, están agotadas y a veces no tienen un claro titular de derechos) y finalmente los demás. El producto final está disponible en Google Books, para que cualquiera pueda buscar, y luego puede leer y eventualmente copiar aquellas obras que han sido digitalizadas.

Google ha publicado avisos llamando a los autores a reclamar sus derechos en los lugares más inusuales, tras haber llegado a un acuerdo con especial énfasis en las obras huérfanas. Es un acuerdo agresivo: si hasta el 5 de enero de 2010 no se ha registrado la reclamación de derechos de una obra en el sitio de Google para el acuerdo, y/o se ha negado el derecho de digitalización y distribución, Google asumirá que el autor o sus herederos han aceptado y por lo tanto procederá a dar acceso, con planes de pago variados según el caso.

Google tiene previsto ir poniendo los libros a disposición de distintas empresas: lo ha hecho con Sony, y ha ofrecido hacerlo con la competencia.

No tengo un juicio completamente formado sobre el tema; no comparto la opinión tan firme de Iván Thays en contra del acuerdo, porque estoy viendo cómo evoluciona y eventualmente cambia de maneras menos incómodas para los autores; aparte, el porcentaje de beneficios que otorga Google (63%) es mucho más alto que el que ofrecen habitualmente las editoriales. He registrado mis libros, de los cuales uno está digitalizado sin autorización, más por la experiencia que por una decisión completamente consciente a favor de Google. Ciertamente hay muchos que se oponen, incluyendo mis colegas bibliotecarios y el Internet Archive en EEUU.

Los libros en el dominio público no son el problema: finalmente, si lo están lo están, y cualquiera puede hacer lo que quiera con ellos. Las obras con protección patrimonial tienen editoriales a veces pueden negociar agresivamente con Google, pero en la mayoría de casos no pueden responder por falta de tiempo o recursos. Finalmente, las obras huérfanas son un problema, porque efectivamente están fuera del dominio público pero nadie las defiende. Muchas de estas obras terminan en manos de Google y los derechohabientes no reciben nada, a pesar que deberían.

¿La razón de esta situación? El agujero negro editorial: la sobreprotección de los derechos patrimoniales ha llevado a una situación en donde libros que deberían haber sido puesto en el dominio público no lo estarán, sin importar lo que los autores opinen. Como dice James Boyle, Google Books es una solución con fallas pero finalmente es una solución al problema creado por leyes innecesariamente sobreprotectoras.

¿El riesgo fundamental? Que Google monopolice el acceso global al conocimiento, sin reglas claras. Claro está, si Google no lo hace, lo más probable es que la digitalización tome varias décadas y sea hecha de maneras desordenadas e inconexas, como parece que la respuesta europea lo será.

Conclusión: esto tiene para rato y debería interesarnos.

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1 comentario:

Luis Enrique Alvizuri dijo...

Señor Villanueva:

1. Aquí hay varios problemas juntos aunque todos relacionados. Van desde los ideológico-políticos hasta los jurídicos.

2. En primer lugar, estamos ante un fenómeno nuevo para la humanidad y sobre eso suele ser siempre difícil discernir hasta que el proceso no se desenvuelva. ¿Será bueno, malo, perjudicial, incómodo, soportable, con lados buenos y malos, etc.? Es lo mismo que pasó con inventos como la televisión, el celular, la Internet y la energía atómica. Nos plantean problemas de toda índole dada su multiplicidad de usos, positivos y negativos.

3. Por otro lado está el problema político del dominio y del poder. ¿Por qué una empresa tendría tal capacidad sobre todas las voluntades de la humanidad? ¿Quién o quiénes son Google? ¿No habrá metido ya allí la mano el Pentágono en vista de la magnitud y posibilidades de lo que significa tal instrumento ideológico? Son preguntas legítimas puesto que podemos estar ante un monstruo de inimaginables alcances. ¿Debemos aceptar el predominio de un solo ente rector del pensamiento y la cultura mundial? ¿Cuál es entonces el límite al éxito de una empresa?

4. Y sobre esto último: ¿hasta dónde el poder privado tiene derecho a decidir por todos? ¿Cuál es la frontera a la expansión de un negocio? ¿Puede ésta convertirse en tan indispensable que ponga sus condiciones a todos y no se le pueda tocar porque atenta contra la libertad de empresa y de expresión? ¿Qué autoridad es la llamada a poner esos límites: la Naciones Unidas o los Estados Unidos? ¿Por qué los usuarios en estos casos no podemos decidir como lo hacemos con un detergente: si no nos gusta no lo compramos? Cuando hay hegemonía las leyes del mercado ya no funcionan. Nadie puede decidir no usar energía eléctrica o petróleo para usar a su "competidor". ¿Quién compite con la energía eléctrica como para elegirlo?

5. ¿Estaremos ya en la realidad del "Gran hermano" que se anunció a través de la ficción? Todo esto despierta un mar de dudas y confusiones por las repercusiones que van a tener en el futuro. Una sola ley o enmienda en Estados Unidos puede cambiar hoy la historia del planeta y el sentido del ser humano. ¿Es esto exagerado? No, por ejemplo la penalización mundial de la droga (nacida en ese país) es hoy un comportamiento mundial que decide por la vida de millones de personas. Por eso las leyes y debates que se dan en el gran imperio del norte tienen un carácter de cruciales. El debate está abierto.

Muchas gracias.