sábado, 26 de marzo de 2011

Por qué mi voto es en blanco

Una de las ventajas del sistema de ballotage es que las decisiones verdaderamente tremebundas quedan para la segunda vuelta. Desde hace mucho tiempo, cada segunda vuelta es quedar entre Escila y Caribdis, entre la espada y la pared, entre el Marburg y el ebola... pero eso queda, precisamente, para mayo. Ahora hay que enfrentar lo que se tiene por delante y se tiene mas libertad para hacerlo.

Hay realmente cinco candidatos, más allá del relleno circense que puede resultar entretenido pero solo es ruido. Dos de derecha, una de algo que trasciende la derecha para convertirse en casi fascismo, uno de centro derecha y uno de izquierda autoritaria. Lindas opciones para alguien que se define como de izquierda pero detesta la idea de autoritarismo de cualquier origen.

Un buen gobierno de derecha podría tener la virtud de enfrentar algunos problemas de fondo a nivel del estado y la relación con la sociedad y las emergentes élites regionales, así como de respetar a pies juntillas las libertades individuales, tan maltratadas en el Perú. Claro, eso saca del encuadre tanto a Fujimori Jr., cuya única razón de ser significaría entrampar el país en un debate interminable sobre si debemos o no sacar de prisión a un abusador de derechos humanos, ladrón y cobarde como Fujimori papá; como también a Castañeda, que no ve más allá de su pedantería de maestro de obra. Solo Kuczynski, entonces.

La izquierda autoritaria encarnada en Humala tuvo cinco años para convencer al país que ofrecía algo más que altisonancias anti chilenas, ideas militaristas para la sociedad y sobre la seguridad pública, y un sancochado contradictorio de visiones sobre la economía, aparte de la receta que estoy seguro reavivaría en caso de victoria: el cambio constitucional, que no ofrece más que cinco años de parálisis, mientras nos peleamos sobre si sí o si no... Fujimori pero con otra justificación. El señor Humala optó por no hacerlo y ahora nos atosiga con mensajes contradictorios para aplacar a las buenas gentes de la clase media. No le creo.

La centro derecha de Toledo tiene una gran desventaja: Toledo, con sus mismas limitaciones de falta de claridad, de frivolidad, de carencia de autoestima expresada en la necesidad de tener "yes-men", de ignorancia del país real, más allá de las frases hechas y los soplos al oído de terceros que no deberían ya existir, como Raulito Diez Canseco, ahora a cargo de modernizar la educación desde su brillante experiencia de mercachifle. Difícil votar por él, en realidad casi imposible. Solo algunos del entorno como Bruce producen cierto entusiasmo, pero realmente ¿cuánto importan entre Reateguis, Elaines, Ayaipomas y demás?

Entonces, PPK: una posibilidad de un gobierno de derecha, lástima que entorpecida por tres grandes razones. Primero, su completa falta de transparencia sobre qué hacer, manifestada en sus contradicciones sobre sus negocios, su doble nacionalidad y su plan de gobierno, que es y no es según el auditorio. Segundo, su decisión consciente de convertir la campaña no en una disputa de ideas sino en un jueguito de marketing, con sus PPKuyes, visitas a Magaly y demás artificios, que podrán ser ingeniosos pero no dicen nada. Tercero, su pasado, de cabildero, de asesor empresarial y ministro al mismo tiempo, de derechista transnacional, no de derechista nacional, cosa que realmente no existe en el Perú. Si a eso sumamos su falta de agilidad, mostrada en un par de entrevistas, y sus malas juntas, tenemos no a una opción de derecha modernizante, sino a una especie de Pedro Beltrán con más gracia y en technicolor.

Ante ese panorama, me guardo el voto. El blanco es mi color. Hay opciones decentes para el parlamento, aunque realmente mi candidato favorito (Gustavo Guerra García) lamentablemente no tiene opción; pero para las presidenciales no podría dormir tranquilo teniendo que escoger entre cinco personajes que no deberían estar ahí, sea porque representan lo peor del país (como Fujimori o Castañeda) o porque son pésimos mensajeros del gran debate entre derecha, centro e izquierda que el país se merece.

Ya habrá que optar en segunda. Por ahora, más vale tranquilidad ante uno mismo que angustias anteladas.
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jueves, 24 de marzo de 2011

Protección de derechos de autor y de los consumidores: un informe

El tema sigue estando en primer plano: el departamento de medios y comunicación de la London School of Economics and Political Science ha publicado un informe de título sugerente, Creative Destruction and Copyright Protection: Regulatory Responses to File-sharing, el que explora la cuestión de cómo proteger los intereses de los derechohabientes de una manera sensata en estos tiempos de acceso digital.

El contexto es la ley de Economía Digital, una norma creada por el anterior gobierno laborista que aplacaba las demandas de las industrias culturales, sobre todo de la música, pero que realmente es difícil de implementar y poco realista en sus intenciones. La crítica es fuerte, no por razones legales sino por su irrealidad económica. Como dice una de las principales conclusiones del informe, "la provisión de soluciones simples y amigables que permitan bajar música legalmente a un precio razonable es una estrategia mucho más efectiva para proteger el derecho patrimonial de autor que un excesivamente represivo régimen legislativo y regulatorio", y lo demuestran como lo hacen los economistas, con modelos, estadísticas y demás.

Las otras dos conclusiones principales son también interesantes, y se parecen a ideas que han sido promovidas por este servidor y colegas, por ejemplo en la Declaración de Derechos Digitales. Por ejemplo, se sostiene que la Ley de Economía Digital establece un balance equivocado entre el enforcement de los derechos de autor y la innovación, porque el uso para aplicaciones innovadoras de tecnologías P2P debería ser promovido, mientras que enfocarse en esfuerzos para suprimir el uso de avances tecnológicos, protegiendo además modelos de negocios obsoletos, solo creará barreras a la innovación.

La otra conclusión fundamental es también importante, porque va a la yugular de los argumentos ridículos de la industria musical sobre el tamaño de las pérdidas causadas por las bajadas ilegales: el declive en las ventas de copias físicas de música grabada no puede ser atribuido únicamente a la compartición de archivos, sino que debería explicarse por una combinación de factores como por ejemplo patrones cambiantes de consumo musical, el decrecimiento de los ingresos familiares disponibles para productos de entretenimiento (añado yo, considerando la enorme competencia de otras formas de entretenimiento) y el incremento de las ventas de contenidos digitales a través de plataformas en línea.

Así pues, a leer. Siquiera este resumen...
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miércoles, 23 de marzo de 2011

Piratería mediática: una mirada nueva y renovadora

Ha salido hace poco uno de los primeros estudios realmente útiles sobre piratería mediática que se hayan realizado en el mundo entero. Concentrando su atención en economías emergentes, una forma contemporánea de decir "países no tan pobres", Media Piracy in Emerging Economies es un trabajo encargado al Social Sciences Research Council, y ejecutado por especialistas en seis países (India, Brasil, Rusia, México, Sudáfrica y Bolivia, en orden de población).

Este estudio llega a varias conclusiones valiosas, pero quiero destacar dos:

Primero, que el problema fundamental es que la concentración y transnacionalización de las industrias mediáticas ha creado un terreno en que no hay adaptación a las condiciones locales, mientras que se promueve agresivamente el consumo de los productos culturales globales. En otras palabras, se impone un modelo de negocio tanto mediante la promoción de productos como a nivel de precios, ambos basados en los intereses de estos conglomerados globales que además, como resulta lógico, tienen como primer interés vender en sus mercados nacionales, o culturalmente inmediatos. Dicho de otro modo: una empresa global pero con raíces en Estados Unidos no solo quiere vender los productos creados en los Estados Unidos sino que quiere mantener el modelo de negocios de los EEUU en el resto del mundo, lo que es inviable y simplemente insostenible económicamente fuera de los mercados de origen.

Segundo, la consecuencia conocida: los consumidores no pueden acceder a los bienes en los términos oficiales, y gracias a la tecnología digital, aparecen "emprendedores" que cubren el vacío dejado en el mercado local por la desaparición de empresas locales como por la necedad de las empresas globales. La piratería (el uso de este nombre tan genérico no me gusta, pero estoy siguiendo el documento) resulta entonces de una falla del mercado, y se convierte en la solución de la demanda latente.

Hay varias conclusiones más, pero queda claro que la realidad de un negocio que promueve incesantemente sus productos pero que no cubre la demanda realistamente está condenada a continuar teniendo a la piratería como protagonista, salvo en los espacios en donde no es posible abastecerse mediante piratería, como el cine en sala, los conciertos en vivo, y la televisión de pago. En otras palabras, el énfasis en represión y enforcement es pura evasión: lo importante es reconocer que el modelo de negocios está agotado, y debe renovarse. Y esto incluye el marco legal, que dejó hace bastante rato de beneficiar a la sociedad para proteger a los gremios (en un sentido cuasi medieval) que viven de regalías.

Vean también la opinión de Michael Geist al respecto, que va por otro lado. Lean el informe, que además está disponible con su rollo sobre el "dilema de consumidor" para ejemplificar los problemas comerciales tras la piratería.
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sábado, 12 de marzo de 2011

Desastres y posibilidades tecnológicas

¿Cuánta información necesitamos frente a una calamidad? Tras la tragedia japonesa, algunos candidatos salieron a decir que deberíamos tener un satélite para estar mejor informados. Mientras tanto, hoy por la mañana no había una sola forma simple de saber cómo habían quedado las playas y puertos del litoral tras la débil llegada del tsunami. ¿Es un problema tecnológico?

Claro que no. Así todos los peruanos tuvieran acceso a Internet, seguiríamos teniendo el problema de fondo: falta de claridad de propósito de los agentes estatales, acompañada de trivialidad de los medios. Cuando anoche leía como titular (no recuerdo si de RPP o de Peru21) que el terremoto de Japón "se vive en Twitter" no podía dejar de indignarme la frivolidad de semejante comentario, y al mismo tiempo no podía dejar de pensar en que parece que es lo único que solo capaces de hacer: repetir la cacofonía.

Un satélite es profundamente inútil cuando no se tiene capacidad de actuar con la información disponible. Creo haberlo mencionado antes pero cuando el terremoto del 2007 el sr. Presidente dijo por la noche que "nos habíamos salvado de una tragedia" porque en Lima no hubo desgracias significativas, estaba demostrando que nadie había tenido el cuidado de pasarle una copia del correo del USGS que minutos después del sismo yo había recibido, en una cabina pública en Tarapoto, reenviado por un amigo afanoso; este mensaje mostraba claramente que la peor parte la había llevado Chincha y Pisco. Elemental pues, y demostración de dónde están nuestras carencias: ni Alan García, ni nadie en el estado peruano, ni nadie en los medios, miró ese mapa y dijo "¿qué ha pasado en Pisco?".

Tres años y medio después y estamos igual. No sabemos qué mirar o qué decir. Más allá de la calidad de su personal, la DHN de la MGP saca comunicados escritos en clave en vez de dirigirse al público para que actúe; los periodistas siguen esperando que los llamen o que un tuit les ilumine sobre lo que pasa; los titulares de las obsesionadas webs de constante actualización de nuestra prensa tienen información con tres horas de atraso. Seguimos mirando los desastres como eventos ajenos, y cuando nos tocan no sabemos qué hacer.

Por ello, creo yo, es que situaciones como las recurrentes tragedias prevenibles en provincias nos dejan impávidos. Nuestra actitud general es de espectadores inmaduros, que asumimos que "diosito" o la "madre naturaleza" es la culpable y que nada se puede hacer frente a ella, y no aceptamos que se puede intentar minimizar el daño, cuando no evitarlo. Si y cuando un terremoto de grado 8.9 nos caiga en Lima, será una catástrofe, no hay duda, pero no solo porque los edificios caerán sobre la gente y el tsunami inundará todo el Callao, sino porque nadie sabrá qué hacer, nadie reaccionará y simplemente le echará la culpa al destino. Sobre todo, estaremos esperando que nos digan qué hacer, y nadie sabrá hacerlo.

Más responsabilidad, ante lo que nos puede afectar y ante lo que puede afectar a nuestros semejantes, es la lección que deberíamos aprender. Desde tragedias ineludibles como un terremoto hasta lo completamente evitable, como un friaje, es chamba del estado, pero también de los medios, y sobre todo de los ciudadanos: actuar y exigir acción. Caso contrario, solo seremos víctimas clamando por un Deus ex machina para la próxima vez.
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