lunes, 22 de febrero de 2016

No es periodismo


(publicado originalmente en esahora.pe)

No sorprende, aunque siga indignando, el papel de la prensa en el proceso electoral. Una consciente decisión de abandonar el interés público en favor de rating, amiguismos o prebendas, resulta en una prensa que salvo excepciones precisas, no ofrece información sino propaganda, es decir un intento soterrado de favorecer a un candidato, disfrazado de noticia.
La combinación de interés privados y falta de dignidad hará muy difícil que la prensa pueda enfrentar, mediante la mítica autorregulación, este tremendo defecto. Y no, no alcanza con la Internet, puesto que no cumple la misma tarea que los medios de prensa: no trata de dirigirse a todos sino a un grupo de partidarios; no busca esclarecer sino reafirmar; no quiere el interés público sino que es el espacio para el segmento, el grupo específico, al que hay que contarle todo con la oportunidad constante, el lenguaje preciso, la trolleada perfecta; y finalmente, ningún espacio exclusivo de Internet es consultado o consumido por tanta gente como la radio y la televisión.
El asunto es que los medios masivos electrónicos usan un recurso público, sin el cual no existirían.  Incluso aceptando como premisa fundamental que las personas tienen completa libertad de expresión, la realidad es que cada canal, cada estación, usa un recurso público para hacer negocio; y que ese hacer negocio impide que otras voces, que otros ciudadanos, se expresen y hagan plata. En otras palabras, se explota un recurso con fines privados, pero no por ello el interés público debe ser dejado de lado.
Performances como la realizada en Sin Medias Tintas el domingo 20 de febrero, completamente cómodas y según los términos del candidato, no son periodismo ni sirven al interés público. Si el señor Ponce o el señor Mariategui quieren mostrar su apoyo o amistad a un candidato, tienen muchas formas de hacerlo; usar un recurso de todos los peruanos es inmoral y debería ser ilegal. Si el criterio final es el rating, para lograr hacer mejor negocio, todavía peor: mezclar el debate electoral con las necesidades económicas de una empresa es la demostración más clara que no se trata de libertad de prensa, sino de aprovechamiento de una ventaja competitiva con fines privados.
Que no es fácil construir un consenso sobre la manera de regular los medios, es indiscutible. Que los argumentos en contra son endebles y autocomplacientes, también. Regular no es censurar ni impedir que alguien se exprese: es garantizar que nadie se aproveche de los peruanos. Esa tarea debería estar en la agenda de los políticos honestos del 2016 en adelante.
Acotación de Eduardo Dargent, que copio por ser pertinente para entender el asunto completo: 
"La Navaja de Ockham: 
Al parecer Víctor Andrés Ponce explica el apanado recibido en redes tras su entrevista dominical a Alan García por una supuesta conspiración digitada desde palacio y el cuartel general de Julio Guzmán. Usa incluso esa palabrita que, por nuestro pasado, no debería usarse más que en casos excepcionales: terrorismo. Terrorismo, guerra mediática, contra periodistas. Retuitea un mensaje que señala a diversas webs, entre ellas EsAhora.pe (imagino que por la estupenda columna que publicó ayer Eduardo Villanueva), como cómplices de esta conspiración Nadine-morada. La coordinación para hacerle daño es evidente. En política no hay casualidades.
Esa es una explicación. Otra es que sus preguntas fueron muy malas. Que su deferencia fue de risa. Y que una comunidad amplia y no coordinada de ciudadanos se vaciló de lo lindo gracias a él. ¿Cuál explicación es la más sencilla?"

martes, 9 de febrero de 2016

Planes de gobierno: ausencias singulares


(publicado originalmente en esahora.pe)

Hay una serie de temas que no aparecen realmente en la discusión electoral. Aclarando que no he revisado exhaustivamente todos los planes de gobierno, que por lo demás tienen un formato difícil de manejar y que no se presta para encontrar asuntos transversales, me gustaría anotar tres asuntos que merecerían discusión. 
El juego de azar: 
¿Cuánta importancia tienen los juegos de azar en nuestra economía? ¿Nos preocupa o siquiera nos parece un tema para discutir? La abundancia de salas de juego no solo en areas turísticas, sino en zonas urbanas, claramente dirigidas a la ciudadanía en general, debería ser motivo al menos para preguntarnos si no estamos fomentando una cultura de juego de fácil acceso y si eso no es peor que cualquier beneficio laboral o fiscal. ¿O acaso no es singular que esa herencia fujimorista sea tan inusual, comparándonos con casi cualquier otro país similar al nuestro? No es un asunto moralista, y además hay que considerar la influencia de la industria sobre la política local y nacional.
Defensa: Nuestro país tiene la ventaja de estar en una zona alejada, territorial y culturalmente, de los grandes conflictos contemporáneos. Eso no quiere decir que no haya que prepararse para la posibilidad de amenazas a la seguridad nacional y la integridad del país. Que no necesitemos prepararnos para un conflicto convencional, ¿significa que no necesitamos fuerzas armadas? ¿o que hay que cambiarlas radicalmente? Tomando en cuenta que la defensa es más que las fuerzas armadas, y que somos un país frágil en muchos niveles, debería al menos plantearse la necesidad de discutir el tema.
La relación con China
: Aunque los vientos no estén tan a favor, China va en camino de convertirse en la primera economía del mundo. Al mismo tiempo, políticamente es todo lo contrario a lo que se supone que somos: un estado dictatorial, opuesto a la diversidad nacional dentro de su propio territorio (pregúntenle a los Uigures de Xi’an), opaco y sin interés de dejar de serlo, y sin compromiso alguno con valores fundamentales como la libertad de pensamiento, la primacía de la persona humana por sobre cualquier otro factor, y un largo etcétera. Innegable que tenemos que tener una buena relación con China, pero la pregunta es qué tipo de relación, y nadie parece estar tomando en cuenta esto al pensar en el futuro inmediato del país, periodo en el cual se pueden fijar varios aspectos de esa relación. ¿O volveremos a dejar que los términos los ponga la potencia sobre nosotros, como lo hemos permitido antes con el Reino Unido y luego con los Estados Unidos?

jueves, 4 de febrero de 2016