El post 100 de este blog estaba pendiente desde la semana pasada, por razones personales. Como corresponde, es sobre OLPC, la razón por la que me dejé llevar al seductor mundo de la autopontificación que es el bloguerismo.
El punto de partida es que la XO-1 es ya una política de gobierno, en el sentido más estrecho posible. Una coalición de zelotes y hackers, convencidos que tecnologizar la educación de esta particular manera, es lo más conveniente para el Perú, ha tomado una decisión cerrada, casi privada. Más allá de sus poco convincentes llamados a participar, el proyecto es de su propiedad. Como he dicho antes, esta cerrazón le da poca viabilidad política y es casi imposible que sea una política de estado, como debería serlo cualquiera cosa relacionada a la educación, sobre todo si los resultados reales (no las interpretaciones generosas de ocurrencias cotidianas) solo serán evidentes por sí mismos en ocho o 10 años.
Pero igual, hay muchas preguntas pendientes. Lamentablemente, una característica constante de este proyecto es la ausencia de transparencia. No estoy afirmando, insinuando o guiñando el ojo a una supuesta falta de probidad o corrupción; creo además que los promotores de este proyecto son sinceros y honestos en su entusiasmo (cosa que quisiera creer ellos también creen de mí, aunque lo dudo). Pero también creo que son víctimas de la visión de túnel propia del zelote. Por el bien de los beneficiarios, de los entusiastas tecnológicos y sobre todo de la educación peruana, sería bueno que consideren los siguientes puntos:
1. Objetivos: ¿cuáles son? No en términos vagos o emocionales, sino de manera que puedan ser convertidos en metas y métricas.
2. Metas: ¿las hay? Primero que nada, ¿cuáles son las metas de corto, mediano y largo plazo en términos educativos y pedagógicos? No me refiero a objetivos de implementación, por favor. Saber cuántas computadoras van a entregar no es una meta referida al objetivo central de este proyecto, la mejora sustancial de la educación peruana.
3. Evaluación: no me refiero a mediciones simplonas, sino a estudios de verdad, con línea de base, grupos de control y todo lo demás. No se necesita plata ni gente propia, porque estoy seguro que dada la originalidad de la materia, habría cola de donantes para financiarla y enviar gente para hacerla. El asunto es ¿se quiere?
4. Neutralidad: la única manera de convertir esto en política de estado, y que a mediano y largo plazo todos alabemos a Luis Chang y Oscar Becerra como el equivalente de Augusto Salazar Bondy (el último reformador decente de la educación peruana) es que el proyecto sea manejado abierta y neutralmente. Es indispensable airear el proyecto con gente que venga de sitios que no sean la comunidad hacker cercana a la USMP. Así de simple. Y se necesita observadores y evaluadores que no estén convencidos que esta manera de hacer las cosas es la solución a los problemas del mundo. Solo así creeremos los supuestos buenos o malos resultados.
Nada más. Son ideas simples expuestas rápidamente, que merecerían una exposición más detallada pero que habrán de esperar la ocasión. Finalmente, esto es apenas (casi) un blog.
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