Ars Technica reporta sobre una conferencia de ejecutivos musicales, en la que se ha declarado oficialmente la muerte de la Música 1.0, o dicho mejor aún: la industria musical realmente existente, y su inminente reemplazo por algo nuevo, que lleva el sonsonete de "2.0" porque a nadie se la ocurre uno mejor.
¿De qué se trata en realidad? Una explicación comparativa puede ser útil: la aparición de nuevas formas de distribución han cortado el control que los sellos tenían, y sin duda alguna, han reducido sus márgenes de ganancia.
Esta nueva "música 2.0" tendría como características más saltantes la diversidad de canales de distribución, el resurgimiento del single, y sobre todo la desaparición de los mecanismos controlistas, con el DRM a la cabeza. Está más o menos claro que el futuro va por ahí.
Lo que no está para nada claro es exactamente qué modelo comercial surgirá. Los sellos ya han cedido mucho: prácticamente todos venden música sin DRM en Amazon Unbox; mal que nada, han aceptado el modelo de pago plano iniciado por Apple en la iTunes Store. Incluso experimentos relacionados a la difusión de materiales sin DRM en redes P2P demuestran que vender archivos "limpios" no produce un aumento de contenidos en redes de intercambio.
Entonces, ¿qué ocurrirá? Aparte de la pérdida de poder e importancia de las Majors, el escenario es muy fluido como para que se pueda afirmar mucho; pero sí creo que el predominio del single y la popularidad de lo digital son tendencias de mediano a largo plazo (10 años); el streaming, el alquiler de canciones y los planes de acceso mensual no parecen ser lo más populares; y los sellos obtienen mucha más información sobre lo que le gusta a la gente en Facebook o MySpace que a través de sus muy bien pagados A&R men (los cazatalentos).
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1 comentario:
Es un temazo. Entre otras buzzwords, se asocia hoy a la "gratuidad" a la música (y a todo lo demás que circula por la 'net), y bajo esa supuesta su buscan nuevos modelos para financiar la producción. Sin embargo, parece que a todo el mundo (especialmente a las empresas de telecomunicaciones) se les olvidó que pagamos por conectarnos a la net, lo que en la práctica implica que los proveedores de acceso hacen lucro con nuestro uso de la música, cine, noticias y otros contenidos.
A diferencia de las radios y la TV -que desde hace décadas pagan por los recursos mediales con los que lucran- a estas empresas no se les exige pago alguno, o sea mientras les pagamos en cómodas mensualidades, se la llevan gratis.
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