domingo, 3 de mayo de 2009

Geocities y Encarta: ¿víctimas de los tiempos?

No me llamó la atención el anuncio de la muerte de Geocities, fundamentalmente porque estaba catatónica hace tiempo. Cuando apareció, hace como quince años, Geocities se llamaba Beverly Hills Internet, y era una colección de "vecindarios" temáticamente coherentes que ofrecía la oportunidad de publicar páginas con relativa facilidad; su éxito original residía en la cantidad de contenido y la facilidad de publicación.

Pero se quedó en eso, nunca hizo dinero ni para sus fundadores (salvo cuando la vendieron) ni para Yahoo!, perdió la coherencia temática y la consistencia en el modelo de negocios, y simplemente desapareció de la vista. Su muerte, anunciada para fines de año por Yahoo!, no es más que la confirmación que la WWW no es más un lugar para páginas web, sino para blogs, para páginas en Facebook o para Twittereos: de la vieja página hemos pasado a medios con características propias, que ofrecen maneras específicas de comunicar. Un vaciadero de código HTML precario no funciona cuando esperamos contar con sitios que de alguna manera, nos digan qué tenemos que hacer: bloguear, en vez de crear páginas estáticas.

En cambio, la también anunciada muerte de Encarta, la enciclopedia multimedia de Microsoft, sí me da un poco de pena. A diferencia de Geocities, sigue siendo un producto vigente y valioso, incluso en los tiempos wikipedianos; es simplemente víctima de la realidad económica de Microsoft, que por primera vez desde que cotiza en bolsa ha tenido pérdidas.

Originalmente creada como un producto de la era antigua de las enciclopedias que, como la Britannica, ocupaban mucho espacio, servían como señal de cultura y dinero, y se vendían de casa en casa, originalmente se trató de venderla a (imagínense) 400 USD en 1993, cuando salió a la venta, en CD-ROM. Ahora, incluso en la versión paga, podía conseguirse por menos de 30 USD, sin contar las copias en computadoras nuevas o la porción de contenido de acceso gratuito en la Web. Encarta usó siempre contenido tomado y organizado por Funk & Wagnalls, una de esas enciclopedias clásicas; el valor agregado fue el contenido multimedia y luego, la versión Web. Pero no alcanza. Preferimos el relativo caos de la Wikipedia, menos rica en multimedia y sin duda mucho menos pareja en calidad, porque es gratis y porque parece ser más amplia, al contar con todo lo que uno puede creer es pertinente.

El final de Encarta marca pues una tendencia: el contenido sigue volviéndose gratuito, pero en este caso es más bien porque el contenido pago no se logra sostener. Esta tendencia, que podría parecerse a la de los diarios, se resume en que los modelos de negocio que crearon tipos específicos de contenidos en papel, no se sostienen en la era digital; el problema está en que los contenidos son necesarios, en papel o en digital, en la era digital. Mala señal...
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