Para apreciar Doctor Who, no hay como acercarse a través de episodios que no requieren manejar la densa y larga narrativa construida a lo largo de los 50 años de la serie. El mejor caso para mi gusto siendo el episodio doble The Empty Child / The Doctor Dances. En él, el Doctor llega con su compañera al Londres de la Batalla de Inglaterra, siguiendo un pedazo de basura espacial que ha caido, a través de un agujero en el tiempo, donde no debe estar. Al mismo tiempo que lo busca, se topa con un niño que anda por las calles solo, con una máscara antigas permanentemente puesta, y que pregunta por su mamá. El niño tiene la capacidad de aparecerse en todas partes y de usar todo aparato eléctrico para mandar el mismo mensaje: mummy, are you my mummy? Más adelante, el Doctor llega con sus acompañantes a un hospital abandonado, donde todos los pacientes yacen en sus camas con las mismas heridas traumáticas, la misma máscara antigas en la cara, fusionada a la piel, y solo saben decir lo mismo... mummy, are you my mummy? De pronto, el mismo médico que los atiende se convierte, delante del Doctor, en un monstruo cuya cara es reemplazada por una máscara de gas, y que solo puede repetir, al unísono con el grupo que lentamente se acerca hacia el Doctor, mummy, are you my mummy? Así termina el primero de los dos episodios... con el televidente tan asustado como los personajes...
La narrativa básica de Doctor Who es simple: el personaje principal se enfrenta al mal y sin usar armas ni agredir, vence. Muchas veces sus acciones terminan en la muerte de los enemigos, o en la muerte de sus amigos, que caen defendiéndolo. Pero al final gana el bien, frente a todas las variantes del mal que pueden aparecer en una serie familiar que se transmite en horario de protección al menor. El resultado fue "ver la televisión escondido tras el sofá". El miedo es parte de la experiencia, como lo son los monstruos, y la expectativa de ser salvado por el Doctor.
No se trata realmente de ciencia ficción, sino de fantasía. La premisa es que el Doctor es un viajero en el tiempo, que usa su nave, que es más grande (en realidad infinita) por dentro que por fuera: su apariencia, por razones singulares, es la de una caseta telefónica policial, algo que no era raro en la Inglaterra de la década de 1960 pero que ya no existe. Ese artefacto absurdo sigue siendo la nave, que en realidad está viva y conectada con el Doctor, mediante la cual se puede viajar por el tiempo y el espacio, desde el inicio del universo hasta su final, sin escalas y de inmediato.
El Doctor es parte de una raza, los Señores del Tiempo, propia de un planeta llamado Gallifrey, en el que hay una ruptura del tiempo, the untempered schism. La exposición a esta ruptura ha permitido que los habitantes del planeta, tras milenios, sean capaces de ver el tiempo de una manera distinta al resto del universo; como lo definió el Décimo Doctor, "People assume that time is a strict progression of cause to effect, but *actually* from a non-linear, non-subjective viewpoint - it's more like a big ball of wibbly wobbly... time-y wimey... stuff."
Por supuesto, esto es un absurdo, como mucho en la ciencia ficción. La diferencia es que Doctor Who no tiene la intención, como otras obras que sí son parte de ese género, de presentar algo parecido o siquiera vagamente similar a lo que entendemos por ciencia. Si Star Trek habla de velocidad warp podemos preguntarnos si es teórica, o especulativamente siquiera, válido como idea hablar de curvar el espacio tiempo para lograr ir más rápido que la luz, como ciertas teorías parecen indicar que es cierto. Cuando el Doctor habla de su percepción del tiempo y de la existencia de especies "conscientes del tiempo", estamos ante fantasía pura. Como se dice en inglés, silly, but good silly...
Claro está, no se queda ahí: todo el rollo fantástico sirve para contar historias, y estas son fundamentalmente reflexiones sobre la humanidad, sobre las relaciones humanas y sobre lo que importa: la amistad, la familia, la valentía, el honor, el respeto por la vida, y la inteligencia. El Doctor podrá ser bastante crudo a la hora de enfrentar a sus enemigos, pero nunca usa armas, nunca ataca primero, y siempre lucha porque es provocado. Es un buen burgués, respetuoso de los demás pero jamás dispuesto a ser pisado y atropellado. Y nada es más importante que sus amigos, y su familia finalmente.
Esa búsqueda fundamental de virtudes burguesas lo lleva a ponerse en medio de riesgos enormes, y a nosotros a ser testigos de su audacia, de su astucia, mientras contemplamos la posibilidad de ser víctimas de esos monstruos y nos asustamos en el proceso. La victoria sabe más dulce cuando pasamos por la experiencia de estar en riesgo fatal, y el Doctor es más heroico cuando sufre para vencer, cuando sacrifica algo por el bien común.
Esto, visto desde nuestra perspectiva, pues los humanos somos sus favoritos. Para los enemigos, el Doctor es un genocida, la Tormenta Que Llega, el Monstruo, el Destructor de Mundos... La noción aquí es que las decisiones que el Doctor toma para salvarnos afectan a otros, y que por lo tanto, al menos un poquito, la moralidad de las mismas es discutible. ¿Somos mejores que los Daleks, que los Cybermen, que los Sycorax, que los Sontarans? No es trivial tratar de explicar por qué el Doctor nos prefiere, al menos no al interior del mundo que nos ofrece la serie.
El Doctor viaja siempre con acompañantes, que son sucedaneos de los televidentes, preguntando lo que queremos saber y presentando las emociones y dudas que nosotros tenemos al ver los episodios. Hay malos y malos: algunos aparecen en un solo episodio, mientras otros son tan constantes como el Doctor mismo, especialmente los Daleks, esos monstruos casi ridículos, inmensos saleros con un desatorador y una batidora de mano como brazos, que solo parecen saber decir una cosa: ¡EXTERMINAR! Los mayores enemigos del Doctor, son criaturas obsesivamente xenofobas, que consideran indispensables exterminar a todo aquel que no sea como ellos, y que salvo ante la inteligencia del Doctor, son invulnerables. Su apariencia vagamente absurda es producto de la pobreza de medios de la producción original, pero la han mantenido a pesar de los años, y resultan ligeramente incoherentes con la sofisticación que se puede alcanzar con medios digitales contemporáneos. Pero no por ello dejan de ser efectivos, y sobre todo siguen representando la mejor forma de maldad: pura, sin adulteraciones, basada en el prejuicio y el odio. Nazis de lata, digamos, pero igualmente nazis.
La lucha entre los Daleks y el Doctor es tan fundamental a la serie que son el motivo de muchos cambios entre el personaje original, que duró de 1963 a 1989, y la nueva versión, que se inición en 2005. En medio ocurrió la Gran Guerra del Tiempo, cuyos eventos serán en buena parte el tema del episodio de los 50 años. En ella el Doctor destruyó tanto a los Daleks como a los Señores del Tiempo, "sin opción, en el nombre de la paz y la cordura", como dice el Doctor de la Guerra, una versión más del Doctor que aparecerá en dicho episodio. Exactamente qué ocurrió es una de esas cosas que atormenta a los fans, y que hará que muchos especulen hasta el momento mismo que se inicie la emisión.
Lo que lleva a la pregunta final: ¿cómo así hay un Doctor por cincuenta años? Fácil: desde el comienzo, varias ideas fueron brillantemente puestas en juego por el equipo de producción, encabezado por Sidney Newman y por Verity Lambert (la primera mujer con cargo de productora en la BBC): el carácter extraterrestre y longevo del personaje, su soledad o exilio, su nave absurda. Pero la más brillante fue la idea que, dado que el Señor del Tiempo juega con otras reglas, no tenía por qué morir: cuando su hora llegaba, le bastaba regenerarse, convertirse en otro que era él pero distinto. Con ese truco, 12 actores han interpretado al Doctor, y un décimotercero lo hará desde el 2014. Pero ese es tema para la próxima página.
Por ahora, que quede claro: Doctor Who es un programa sobre la amistad, la fidelidad, el honor y la inteligencia, contado mediante monstruos derrotados no sin esfuerzo por el "loco con su caseta", donde Gran Bretaña es el centro del universo y la historia un pañuelo perfumado de té, donde todos se portan bien salvo si son malos, y donde a pesar de todo lo que ocurre en el mundo, permanentemente invadido y destruido por extraterrestres, al final volvemos a la normalidad. Con el Doctor, Time in our sides, so to speak.
7 comentarios:
hay un pequeño error, han sido solo 11 los actores hasta el momento siendo el 12 el nuevo Doctor, al cual conoceremos en el especial de Navidad y será interpretado por Peter Capaldi.
a menos que cuentes a Trevor Martin en cuenta.
Estoy considerando a John Hurt, que ha interpretado al Doctor en dos momentos: al final de the Name of the Doctor, y al final de the Night of the Doctor. Estrictamente hay otros, dado que Hartnell fue reemplazado en un episodio posterior, pero me refiero a los "clásicos".
Esta es una buena explicacion.
Hay algo que interpreto de tu texto y creo que es la idea que Doctor Who usa un formato de medios "nuevo" para empaquetar conceptos y ideas tipicos de una produccion artistica mas clasica, honor, amistad, respecto, valor; organizar una narracion fantastica y por ratos grandilocuente, asi como entretener con algo de reflexion.
(Y gracias por los post de toda esta semana)
Muy buena explicacion (y muchas gracias por los post de esta semana)
Creo que de tu texto es posible entender que lo que ha logrado Dcotor Who es utilizar este "nuevo medio" para transmitir toda esa pleyade de ideas muy comunes de la literatura clasica y resaltar esos rasgos de los personajes arquetipicos clasicos como honor, valor, respeto, fidelidad, pero tambien humor, ironia. Me da la impresion incluso que el uso de la fantasia es una vuelta a una etapa de la vida mas simple y sencilla, con algo menos de razon y mas de emocion.
Que lindo resumen, te felicito, fue un buen texto, soy Hermer Yarleque, creador y administrador de la pagina DOCTOR WHO PERU https://www.facebook.com/DoctorWhoPeru y te invitamos a que le des una mirada y a ver que te parece.
Saludos.
ALLONS-Y
Gracias Martín, Gracias Hermer.
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