Esta entrada es la primera que tiene el subtítulo de Asuntos Internos, que será el designador de cualquier cosa que escriba sobre el proceso electoral que viene el 2014 en la PUCP. Si bien estas entradas están dirigidas a la comunidad PUCP y más específicamente a los profesores, son públicas; pero reservo el derecho de solo publicar comentarios de profesores. Aclaro lo obvio: estos posts reflejan mi opinión y solo mi opinión.
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Históricamente, los rectores de la PUCP han sido elegidos entre las autoridades ya existentes, especialmente desde que la ley universitaria de 1969 creo el sistema en vigencia que hace que el Rector deba ser un profesor principal. A partir de ese momento, el Rector ha sido siempre el Vicerrector anterior, con el nombre que sea (pro rector en el caso de José Tola, o ahora vice rector académico). Solo en 1994 hubo realmente disputa por el rectorado, con una elección relativamente cerrada entre el vicerrector Lerner y el rector, perdedor, Hugo Sarabia.
Ahora las condiciones son otras. Los años de conflicto con la jerarquía de la Iglesia Católica, cierta sensación de cansancio y la falta de claridad sobre el rumbo institucional, así como la expresión constante del actual Rector de no estar interesado en otro período, han llevado a un panorama en donde existen, por primera en la historia de la universidad, candidaturas explícitas de profesores que no son parte del equipo de autoridades, y ciertamente no son ni han sido vicerrectores.
Ambos se presentaron públicamente el jueves 30 de octubre en un evento llamado "Desafíos para la PUCP en el nuevo contexto": Marcial Blondet, de Ingeniería Civil, lanzado hace ya algunos meses, y Eduardo Ismodes, de Ingeniería Industrial, quien confirmó ese día ser candidato de su sección. Fue un ejercicio interesante, que en mi opinión dejó bastante en claro cómo enfrentaría cada uno la gestión institucional, y que además permitió formar juicios sobre su mirada de la situación, ante varios temas pero sin duda sobre el tema del conflicto con la Iglesia Católica.
No voy a hacer un resumen de las exposiciones, pero creo que hay varios asuntos que destacar que pueden servir para ir configurando una opinión. En ambos casos se afirmó la necesidad de repensar algunas ideas que han sido expresadas con cierto énfasis en los últimos años: la definición de la PUCP como una "universidad de investigación", por ejemplo, fue motivo de comentarios interesantes; en el caso de Blondet, un cuestionamiento a la falta de claridad sobre lo que eso implica; en el caso de Ismodes, una serie de comentarios más genéricos que terminaron con una idea al menos discutible, que es lograr pasar de estar en el 5% de los rankings internacionales (o latinoamericanos, no me quedó muy claro) al 1% en cinco años. Similarmente, en temas de gestión institucional Blondet planteó asuntos precisos, incluyendo una promesa explícita de mejorar los comedores universitarios; Ismodes propuso más bien que tanto alumnos como profesores debían ser encaminados a aquello que les guste, mediante la gestión del talento.
Sobre la Iglesia, en ambos casos se reclamó que la conexión institucional con la IC no debía perderse, pero en cuanto la gestión del conflicto divergieron: para Blondet lo mejor era crear un equipo de especialistas para evitar que el Rectorado fuera consumido por este tema; Ismodes planteó más bien que había que dejar de lado el conflicto y optar por una actitud conciliadora. A partir de dos preguntas explícitas hecha por Iván Meini y por mí, saltaron otras diferencias: el Preacuerdo, ese documento que casi se convierte en la solución al conflicto en 2012 y que no se firmó por la angurria de Cipriani, debería ser "enterrado a cien kilometros de profundidad" para Blondet, mientras que Ismodes lo planteaba como un documento de trabajo; sobre cómo definir una victoria institucional en el conflicto con la IC, Blondet planteó que si la IC aceptaba que la PUCP es la institución que es y optaba por no cuestionar cosas como la libertad de cátedra y la libertad de elección, podíamos hablar de victoria; Ismodes dijo que "no le interesaba una victoria", dando a entender que no percibe el conflicto como tal.
Como primer ejercicio de campaña, y teniendo en cuenta que faltan definiciones desde el campo "oficialista", fue un buen ejercicio, que permitió confirmar opiniones previas sobre ambos: en el caso de Blondet, su manejo de información y su capacidad de conectar varios temas, pero con la sensación de alguien que no es representativo sino de sí mismo, y que no parece tener una mirada muy clara sobre cómo manejar el conflicto con la IC, tanto interna como externamente, aunque sí sabe qué le gustaría lograr. En el caso de Ismodes, la percepción que se confirma es de un candidato más bien conservador, preocupado por acabar con el conflicto, pero no necesariamente con claridad sobre lo que quiere lograr; además, y a diferencia de Blondet, Ismodes apareció como alguien más sintonizado con miradas sobre la universidad desde fuera de la universidad, que conoce lo que otros piensan o esperan pero no qué es lo que la universidad misma y lo que las universidades del mundo buscan. Su gusto por las modas de la gestión empresarial (citando videos de TED o la idea del talento como criterio para desarrollar capital humano) no parece muy en sintonía con el propósito de una universidad de investigación. Ciertamente, Ismodes no contestó una pregunta explícita sobre los fundamentos de su idea de "pasar del 5 al 1 por ciento", y ninguno de los dos planteó algo claro sobre el tema de las pensiones, aunque Blondet dijo explícitamente que la universidad era cara y que eso no era deseable.
En suma, y como suele suceder en estos casos, las dudas son más que las respuestas, pero resulta saludable que estas hagan su aparición de manera concreta, con tiempo, y con claridad. Falta ahora que el oficialismo decida cómo actuar para definir mejor el panorama electoral, pero sin duda alguna, se viene un período fascinante, y decisivo, para la PUCP.
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