Margaret Thatcher dijo, hacia el final de su "reinado", que no había sociedad. Naturalmente, no estaba negando la existencia en el sentido más empíricamente demostrable de la sociedad, como un espacio en donde la gente coincide para hacer lo que hace fuera de sus casas; más bien sostenía la posición radicalmente liberal que cree que finalmente, los problemas que uno tiene son el resultado de las decisiones que uno toma. La pobreza, las carencias, el crimen, no eran problemas "sociales", sino de individuos que deciden actuar mal.
Claro está, uno se enreda fácil en el sofisma si decide seguirle el juego para algo más que un recurso retórico, y termina discutiendo sobre cómo podemos hablar de "actuar bien" sin reconocer que hay tal cosa como una sociedad a la que considerar a la hora de organizar moralmente nuestras acciones. No es el propósito de este post discutir la solidez argumentativa de las ideas de la Dama de Hierro; más bien, tratar de encontrar lo social en el caos cotidiano de la sociedad.
Y es que desde hace un buen tiempo, con las comunidades virtuales, los softwares sociales y la ilusión renovadora que nace con la Internet y los nuevos medios, muchos asumen que vivimos un auge en las relaciones sociales; otro por el contrario, proponen que la existencia de estos artilugios electrónicos no hace más que de espectros que suplantan la realidad social. Lo cierto que es que cada vez es más fácil encontrarse en un espacio de refuerzo permanente de nuestros prejuicios y sofismas, sin necesidad de argumentar en favor de ellos, o siquiera entender la precariedad de los argumentos que usamos.
Esto se disgrega al espacio público virtual. El Quinto Estado del que habla William Dutton, el tejido potencialmente global de interesados en dialogar intensamente sobre temas específicos, de importancia global, es una posibilidad que constatamos mínimamente cuando enunciamos la existencia de una "cholósfera", una esfera de blogs peruanos. Más allá del cliché odioso, que prefiero reemplazar por la "blogachada" por razones que espero sean más claras al final de esta larga disquisición, lo que proponemos es que estamos todos en esto y que de alguna manera, algo logramos en común. Los 10 momentos de la cholósfera de Marco Sifuentes, son algo así como el Salón de la Fama de la trascendencia novomediática peruana: cómo pasar de la capilla a la sociedad.
Ciertamente, ha ocurrido. Aunque quizá tampoco ha ocurrido. Las correas de transmisión entre la sociedad, la prensa y la polity / el gobierno en el Perú se rompieron con la república oligárquica, y no han vuelto a establecerse. Esto está claro: el mejor ejemplo fue Fujimori. Buscando algo que la reemplace, los blogs y sus parientes tratan de ofrecer algo que permita que la indignación no requiera capital para lanzar un diario, y que tenga más alcance que un dazibao o una hoja mimeografiada. Cuando se trata de adoptar un congresista o de revelar menjunjes del faenón, finalmente se intenta canalizar la voluntad de algunos por una patria mejor.
No ha funcionado, digámoslo de frente. Como acota Marco, por más rebote mediático que le dio a este intento la periodista más consciente de la existencia de la blogachada, Rosa María Palacios, igual no pasó nada, e incluso los queridos otorongos se subieron el sueldo para hacerse la vida más fácil. El sector más pensante de la blogósfera local, con más intención de "hacer patria", lo intentó y falló. Al menos se ganó el insulto del año.
Ahora, se intenta aumentar y mejorar el debate sobre la ciudad, a partir de la situación en San Marcos o de las idas y venidas sobre la Costa Verde, o para difundir position papers sobre el Tren Eléctrico. Todos estos son intentos fascinantes pero finalmente insuficientes. El grupo de buenos muchachos (no en el sentido de Scorsese) que trata de ampliar el debate público no logra trascender sus propios alcances. El quiebre entre lo que se intenta y lo que realmente ocurre sigue siendo inmenso. Y se va a poner peor cuando comience el período electoral: no importa cuánto lo intenten, los blogueros no van a conseguir que Castañeda hable en serio, ni siquiera que asuma su responsabilidad por brutalidades como su pésimo manejo de las revisiones técnicas o su carencia de política urbana más allá del concreto y chorritos de agua. La percepción nacional sobre las obras seguirá bastando.
La blogachada no logrará que el 2011 sea una elección entre el malo conocido, el muertito reaccionario, la hijita de papá y el chavista sin plata. El debate no mejorará. La capilla no saldrá de sus confines, porque la sociedad peruana sigue siendo fragmentada y fracturada.
Esto no impide que valga la pena intentarlo.
Feliz Navidad
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2 comentarios:
Feliz navidad Eduardo...el comentario del post lo dejo para cuando lo lea...solo leí que decía feliz navidad al final por eso respondo de la misma manera...Un saludo...Bye
Ajap. Ya leí el post completo muchachon. Es un panorama adverso como tu bien lo dices...pero de a pocos se puede ir avanzando...y sip..daremos la pelea en el 2011...supongo q para ese entonces seamos mas...y mejores...
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