Señal de los tiempos: me enteré del nuevo sitio de Perú 21 por los blogueros que leo regularmente. Mientras que uno de ellos trasluce cierto desencanto pero se entusiasma con algunos blogs dentro del sitio, otro sí se le tira encima, y critica su "web 2.0" ización (sorry por el horroroso neologismo). Varios otros comentan, por ejemplo, que la manía bloguera llegó a Peru 21 (o como dice Laslo Rojas, que tenía blogs antes -las columnas- y ahora han sido reubicadas en el sitio correcto).
En mi opinión, es un intento fallido de estar a la moda, que se fija en lo externo, en el hype Web 2.0, y no en la búsqueda de viabilidad del medio en el entorno digital. Supongo yo que el re-diseño del sitio es el resultado de una combinación de esfuerzos, entre hackers, loquitos del diseño, buenos marketeros, pero sobre todo periodistas que defiendan la función del diario como medio con pertinencia y en búsqueda de viabilidad en el Perú del siglo XXI (ya está, metí el cliché). Pero creo que han fallado precisamente por no considerar el último factor.
Algo he aprendido en los años que llevo navegando: las buenas versiones digitales de los medios impresos son fieles a sí mismas. Son buenos diarios, primero que nada, y solo después buenas páginas web. El medio digital se usa para ampliar, potenciar y enriquecer el contenido del diario, pero primero que nada el diario toma forma digital porque respeta sus propias convicciones y encuentra la manera de expresarlas digitalmente.
No soy lector regular de Perú.21, pero aprecio sus columnas, columnitas y microcolumnas (no todas), conozco de sus tonalidades básicas de sensacionalismo y sé que para muchos su crucigrama es perfecto porque es entretenido sin ser particularmente exigente. Es un diario que será barato en precio y fácil de leer pero que no desprecia a sus lectores y que fomenta debate inteligente siquiera de manera ligera.
¿Algo de eso aparece en el nuevo sitio? Poco, muy poco. Primero que nada, cae en dos falacias: el "últimominutismo" y el "bloguerismo". La primera es creer que realmente a alguien le interesa leer un diario en línea por las últimas, y no por la selección editorial que da importancia a unas cosas frente a otras. Hay demasiadas formas de enterarse de "la última" para que un diario pueda servirse de esa lógica, y cuando las papas queman, nada como prender la radio. El "últimominutismo" oculta lo que el diario tiene de bueno, el control y buen manejo del contenido editorial, y lo hace competir con la radio, con los blogs, con sitios mucho más ágiles. Lo pone pues, en desventaja.
El "bloguerismo" es confundir columnas de opinión con blogs. Yo no leo a Martín Tanaka o a Santiago Pedraglio como leo al Morsa. No es que considere la opinión de Martín o de Santiago mejor que la de Roberto, pero sí creo que una columna opina de manera precisa y directa sobre eventos del día a día; incluso Martín, en su blog, habla sobre lo que le gusta, le parece pertinente o se le viene en gana. Como columnista, es líder de opinión; como bloguero, no deja de serlo pero antes que nada, es una persona compartiendo intereses, de manera mucho más horizontal, intelectualmente hablando, que en su columna en el diario. No es solamente que no se pueda comentar las columnas, que finalmente no es tan importante para el diario: es que no se ha dado la oportunidad para que los columnistas tengan un espacio distinto, no competitivo con la columna, en el que hagan otra cosa.
¿Qué no está haciendo Perú.21 que podría potenciar más el diario? Aparte de lo ya dicho, y antes que nada, usar el medio digital de manera original: salvo agrandar las fotos de la modelito de la semana, no veo nada en esa dirección. No hay infografías interactivas, no hay podcasts, no hay videos originales. No hay contenido que haga uso de la orientación editorial del diario en formatos nuevos. No se usa la capacidad del medio para ponernos al alcance de todos lo que el diario ha significado en los últimos años: como bien dice Roberto Bustamante, en vez de hacer más fácil buscar en los archivos, lo han hecho más difícil.
Pero sobre todo, creo que el gran error es abandonar la idea de llevarnos al papel por el atractivo de lo digital. Me apoyaré en la chica 21, que es sin duda tan importante para el diario que amerita estar al mismo nivel que la edición impresa, los blogs y el último minuto. Si así es, ¿porqué no usarla para palanquear la versión impresa? No está anunciada la próxima, y tengo la impresión que la modelo del domingo ya está en línea: lo lógico sería anunciar la chica del próximo domingo con toda la antelación posible, y reservar la publicación de la chica del domingo anterior una semana o más, para hacer la edición dominical más deseable (estoy tratando de ser analítico, gente). Idem con el crucigrama: si no va a ser completamente interactivo, ¿porqué no hacerlo premium?
No aprovechan el medio digital para enriquecer la experiencia periodística, y no aprovechan el contenido no periodístico para hacer que el público compre el periódico. Han accesorizado a la moda un engendro que no sabe exactamente qué quiere ser. Lástima. Ojalá que otros no sigan el mismo rumbo.
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