Los periodistas pueden ser socialmente útiles en muchos niveles, como el caso de McColo y el Washington Post lo demuestra. McColo era una empresa dedicada a distribuir spam, al servir como ISP de las "asociaciones" que producían, se estima, 75% del spam que circulaba por el mundo. Security Fix, una columna del WP, anduvo tras ella y finalmente envió la información no al FBI, sino a los proveedores de conectividad, específicamente a Global Crossing y a Hurricane Electric. Esta compañías le daban acceso a las redes de telecomunicaciones necesarias para conectar los servidores de McColo al resto de la Internet; el trabajo de McColo era recoger los mensajes y subirlos. Tal vez con el alboroto de Peru21 no se hayan dado cuenta, pero el spam ha bajado un montón en la última semana.
La caída de McColo no ha sido el único intento de bajar el tráfico de spam. Además, queda claro que el negocio no es tan bueno, como un estudio de impacto de lo que logra el Storm Botnet dice que los ingresos diarios no llegan a más de 9.500 USD; solo tiene sentido enviar spam cuando las proporciones son tan elevadas que los costos bajan al piso. Por eso, es necesario un buen ISP, que sea, hasta cierto punto, cómplice.
McColo logró enviar buena parte de su información interna a un ISP ruso antes que sus dos proveedores de conectividad lo trajeran abajo, y todo parece indicar que está por revivir. Así que la disminución de spam puede no ser larga. Pero de todas formas, hay que agradecerles este logro a unos periodistas; en el contexto de lo ocurrido esta semana, es algo de qué alegrarnos.
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