miércoles, 14 de enero de 2015

Conspiranoias

El asesinato de los periodistas de Charlie Hebdo (CH) ha revivido la pasión de muchos por las conspiraciones secretas, a cargo de poderes inmensos, que comprometen a todo un estado: las llamaré conspiranoias, pues se basan en cierta paranoia sobre el poder de los estados y de actores "secretos", desde los sabios de Sion hasta el grupo Bilderberg; y se expresa en trabajos como la espectacular JFK, el mayor mainstreaming de las conspiranoias, y la muy entretenida Loose Change. El problema con las conspiraciones es la decisión de hacerles caso, puesto que todas se basan en una lógica fallida.

Hay una secuencia más o menos clara en todas estas conspiranoias:

  1. Un evento importante es descompuesto en varios subeventos. 
  2. Se identifica lo que parece ser una inconsistencia entre la narrativa oficial y la evidencia del subevento. 
  3. No se discute los argumentos oficiales sobre ese subevento, sino que se asume que la interpretación que hacemos de la evidencia es comparable o incluso más certera que la interpretación oficial. 
  4. A partir de afirmar que la única interpretación posible de dicho subevento es entonces distinta a lo que se nos ha dicho, se dice o se insinúa que en realidad, todo el evento es falso, o fue realizado bajo "falsa bandera", la frase que los asesinatos de CH han puesto de moda. 

Esta secuencia comete varios errores lógicos, comenzando por proponer que una opinión es una explicación, y que negar una parte del todo basta para demostrar que todo es falso.

Veamos el ejemplo más inmediato:
El asesinato de CH se subdivide en varios subeventos y se nos muestra uno en particular, el video del asesinato de Ahmed Merabet; se nos afirma que no es posible que la interpretación oficial sea cierta, porque no vemos lo que se supone deberíamos ver: abundante sangre y materia gris, y además hay una descarga de humo en otro sitio, no en el cañon del fusil. No se propone una explicación de lo ocurrido, sino que se afirma que la interpretación oficial es falsa, malintencionadamente falsa. A partir de ahí, hay dos rutas: te lo dejan "a tu criterio", o de frente te dicen: "es bandera falsa".

No soy experto en balística, y no tengo acceso a los datos tomados del lugar del asesinato. Entonces, no creo que pueda afirmar nada a partir de un video aficionado, por más que me de la impresión que lo que veo no es como yo asumiría, a partir de mi falta de experticia y mi pura base en experiencias ficticias como televisión y cine, que debería ocurrir. No tengo razón alguna para creerle a un patita que dice en un video o un blog algo en base a la misma falta de conocimientos que tengo yo. Pero lo más importante no es eso: es lo que escojo como sustento del argumento.

¿Es posible una conspiración de tal escala? ¿Es posible que un estado pueda amordazar, intimidar y ocultar evidencia en la escala necesaria para que realmente haya ocurrido una operación de "bandera falsa"? ¿Realmente necesitan asesinar a 17 personas, más los tres terroristas, para sostenerlo todo? ¿Es más, han engañado tan bien a los supuestos terroristas que no dicen nada, no postean o manifiestan nada, explicando que todo es una mentira y que ellos son cabezas de turco? En otras palabras, ¿son tan capaces los servicios de inteligencia, que pueden armar algo tan extraordinario y tan imposible de perforar?

En realidad, las conspiranoias son divertidas y quizá demostraciones de imaginación; pero también son expresiones de deseo: quiero creer que los malos son efectivamente aquellos que yo considero malos, que la realidad se parece a mi imaginación, que la sociedad no está bien porque alguien impide que sea buena. En otras palabras, una cuota de paranoia es lo único que hace posible pensar que estas conspiranoias sean tratadas en serio. Son justificaciones de una visión del mundo que está sesgada lo suficiente como para que la evidencia no baste, sino que siempre, siempre, sea insuficiente, y requiera una mirada aguda, profunda, y sobre todo sapiente, de esos que realmente conocen la verdad.

No niego que los servicios de inteligencia son capaces de hacer barbaridades; no niego que es posible que hayan operaciones de bandera falsa. Pero la posibilidad no me debe hacer que todo lo interprete únicamente bajo esa luz. La alternativa es terminar como el procurador Galindo: viendo los fantasmas que quiero ver en donde no hay nada, y usando el poder que tengo para espantar y atormentar a aquellos que no creen lo mismo que yo.



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