Entonces, y como ejercicio para volver al blog, quiero indicar nueve tendencias que el 2015 puede que se afirmen, como quizá no; al menos se puede decir que en este momento, son válidas y posiblemente viables.
- La lentitud en la penetración de los "wearables", los dispositivos tecnológicos que se usan como prenda de vestir o accesorio, continuará, en la medida que no se logra definir todavía qué deben hacer; y que dependen casi por completo de un teléfono móvil para tener sentido. Es posible que alguien invente una aplicación que cambie el panorama, pero los wearables son todavía muy singulares, dependientes y caros para significar algo importante.
- Los móviles seguirán perdiendo interés: en realidad esta observación es válida para todas las formas de tecnologías digitales. Es posible comprar por 250 soles un smartphone casi tan capaz como un iPhone: este último tiene varias cosas mejores pero realmente, ¿justifican estas la diferencia mínima de más de 1000 soles? Cada vez menos. No niego la calidad y solidez de los smartphones de rango mayor, pero eso no impide concluir que un dispositivo simplón es ahora tan capaz, que la distancia no es muy grande, y seguirá acortándose.
- La computadora seguirá desapareciendo como objeto de consumo. Una computadora es necesaria, sin duda, pero para funciones que cada vez se parecen más a los años ochenta. Producir documentos en serio, manipular data, realizar trabajos profesionales, y quizá jugar (aunque las consolas son cada vez más potentes y útiles para eso). Como herramientas de consumo están dejando su lugar, y es posible pensar que en unos años la computadora sea nuevamente sinónimo de trabajo y una generación de dispositivos digitales que vaya de las tabletas al wearable, o por lo menos el teléfono, reemplace los usos de consumo y comunicación por completo.
- La globalización de la oferta cultural seguirá creciendo. Aunque no siempre la hace bien (Marco Polo es un Game of Thrones hecho por Frecuencia Latina con plata, la verdad), Netflix tiene la intención de servir como "cord-cutter", es decir sacarnos de la necesidad de tener cable. HBO Go también lo intenta. En la medida que estas ofertas crezcan, cada vez más las condiciones permitirán que la producción local más atractiva pase a estos servicios globales, de los cuales hay varios que todavía no conocemos y otros, como Crackle, que no terminan de encontrar su ruta. Ya ha sucedido, para todo efecto práctico, con el fútbol: la oferta local no desaparece sino que se descapitaliza y pasa a un segundo plano frente a la oferta global. Lo local seguirá siendo producido, pero luego del maltrato que America Television dio a El Evangelio de la Carne el 3 de enero (según reportó su director, Eduardo Mendoza, en FB), solo la difusión generalizada sirve como incentivo para no dar exclusivas a servicios como Netflix, que respetan el producto y ofrecen inmensa flexibilidad.
- A nivel global, los diarios seguirán en problemas. Los hábitos de consumo siguen cambiando, y solo queda el refugiarse en nichos: el diario global, el diario local especializado y partidario, el diario barato. Los diarios globales o cuasi globales (como El País) tienen que encontrar la manera de volverse viables antes que las inversiones que tienen que realizar para ser globales los terminen de hundir, como podría pasarle al Guardian y en menor medida, al mismísimo New York Times, que ha tenido que volver a despedir personal. Los diarios locales especializados se vuelven cada vez más partidarios, más pegados a un grupo al que responden ideológicamente, incluso para los diarios temáticos como los deportivos (y como siempre fue el caso de los diarios económicos, que son fuente de información y de status en partes iguales, para la elite económica de sus países o del mundo). ¿El lado positivo? Está claro que los diarios globales pueden cobrar decentemente por suscripciones y que habrá suficiente gente interesada para pagarlas.
- A nivel local, los diarios seguirán en problemas, pero en otros problemas: la calidad de todos los diarios peruanos es dispareja en el mejor de los casos; pero sobre todo choca la opción por disociar el diario impreso del sitio web, hasta el punto que son ridículamente distintos. El riesgo es que la falta de seriedad y el populismo barato de los sitios web se filtre al diario mismo, y a mediano plazo, que las audiencias también se disocien conforme los que deberían comprar el diario en papel prefieran seguir solo con las banalidades digitales, y busquen seriedad en diarios globales. Ojalá se tratara de la "buzzfeedización" de los medios, eso sería mejor que la colección de contenidos aleatorios que se sueltan todos los días sin más criterio que la cantidad de clicks. Triste... porque al final si se trata de competir con Buzzfeed, la versión criolla (Utero.pe) muy probablemente ganará. Obviamente, la pregunta es si hay una élite lo suficientemente interesada en un buen diario (o revista) local y dispuesta a pagar por él, como para sostener periodismo industrial decente. Creo que la respuesta cada vez más, es no.
- La trayectoria ascendente de los ciber conflictos continuará. Desde que en 2007 (¡hace siete años! ¡qué bestia como pasa el tiempo!) escribí sobre el primer caso realmente serio, la "ciberinvasión" rusa a Estonia, estamos en las mismas: agentes dispersos, muchas veces simpatizantes de un estado, atacan a otro país; la respuesta es muy pero muy opaca y no deja en claro quién cómo y por qué se realizan los contraataques. Esto lleva inevitablemente a preguntarnos, ¿cómo está el Perú en ciberseguridad? Que no tengamos conflictos militares a la vista no impide que nos preocupemos por la defensa, y lo mismo se aplica a la ciberdefensa. Me gustaría que el tema se discuta públicamente.
- Los conflictos sobre la gobernanza de la Internet continuarán... esto es como bien especializado así que lo dejo para un post dedicado al tema, más adelante.
- Las campañas electorales del 2016 comenzarán en la web y en Facebook el 2015, y mucho serán seducidos por los que les prometen ser el nuevo Obama. Para variar, esas campañas tendrán poco impacto porque se seguirá creyendo que FB es un medio publicitario y no un mecanismo de movilización, y no se logrará aprovechar esas ventajas en favor de ningún candidato. Incluso si algún asesor de campaña insiste en usarlo como movilizador, el candidato se negará porque no quiere bases a las que luego tenga que responder, y FB crea en las bases la impresión de que importan, de que son criticas y de que es posible cobrarle los favores a los que se comprometieron casi personalmente con ellos al movilizarlos.
La Yapa: la salida de Burga no cambiará el fútbol peruano. No se hagan ilusiones.
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