jueves, 25 de octubre de 2012

Desmarcándose de Lima

Indicios tenemos, aunque todavía no hay pronunciamientos: la estación de Desamparados sería convertida en oficinas para el Primer Ministro, actualmente inquilino precario en Palacio de Gobierno.

Una suerte de rescoldo de esperanza me impide asumir que la decisión está tomada, o que una serie de expresiones públicas públicas de profundo desagrado no serán suficientes para detener un atropello. Pero queda la desazón de que algo así siquiera sea tomado en cuenta, ya no ejecutado.

¿Cómo es posible que se piense que es una buena idea tomar un edificio de más de 100 años, diseñado para ser un espacio público y habilitado, con elegancia y eficiencia, como museo / centro cultural, en una oficina cerrada al público?  Guardando las distancias, con Desamparados se ha hecho lo que París hizo con la Gare d'Orsay o Santiago de Chile con la Estación Mapocho: rehabilitarlas como espacio público una vez que su función original dejó de tener sentido. Privatizarlo, no en el sentido comercial sino de acceso y función, como oficinas estatales, sería una inmensa necedad.

Imagino escenarios paliativos varios para la pérdida de lo que sin duda es un lugar con encanto y que siempre ha sido público, abierto.
  1. Un inmenso logo de Marca Perú decorará la fachada, luego que las puertas hayan sido cerradas para siempre.
  2. Se instalarán muñecones de literatos peruanos en la entrada, para que la gente se tome fotos con Vargas Llosa, Arguedas y algún otro de esos que se leen en el colegio.
  3. Se hará una nueva estación, que tendrá sección cultural. Claro, pendiente el tren de alta velocidad a Huancayo que acaba de ocurrirsele al community manager de la PCM para justificar el traslado. Fecha de conclusión: para cuando tengamos metro subterráneo en Lima.
  4. La PCM auspiciará ediciones populares de libros de autores peruanos, que serán vendidos junto con los periódicos de circulación nacional. La foto del Primer Ministro adornará la contracaratula; naturalmente, no será el actual, sino algún otro tan poco consecuente con la ciudad que lo alberga como el actual.
  5. Se trasladará la Casa de la Literatura a la Estación de Barranco.
Pero en serio: cuando el único discurso sobre lo público que parece ser capaz de articular el estado peruano es la Marca Perú, tenemos un problema enorme por delante: lo público no es lo estatal; lo público no es aquello a lo que estamos obligados los ciudadanos; lo privado no siempre se define en términos de propiedad. Lo público es aquello que está pensado para todos, para que los ciudadanos nos encontremos, disfrutemos y aprovechemos.

Así como el "circuito mágico del agua" es una privatización del espacio público, que podría haberse hecho en cualquier otro lugar sin maltratar un parque; así como hacer Mistura en el Campo de Marte no es solamente cosa de dejarlo como estaba, sino de apropiarse de un lugar que es de todos para poner un negocio; tomar una estación de trenes, destrozarla para habilitar oficinas, cerrar sus espacios para el uso de unos cuantos y finalmente convertirla en una extensión de Palacio de Gobierno, no es más que una confirmación de la pobreza intelectual y moral de la política nacional, que solo ve la gestión de la cosa pública, la eficiencia en el gasto y la eficacia recaudatoria como virtudes ciudadanas. No pensamos en los peruanos como nosotros mismos, sino apenas como personas a las que hay que proveer de servicios en un constante quid pro quo: paga impuestos y algo recibirás a cambio.

¿El resto? Ahí está la comida, las ricas montañas, risueñas playas y exotismo variado. Conviértete en turista interno y disfruta que te sale más barato.

Espero sinceramente que esto no pase de ser una idea "brillante" de algún funcionario educado en la eficiencia noventera del fujimorismo, y que los políticos, que se supone tienen una idea más amplia de para qué están ahí, lo impidan. Ojalá se den cuenta que están para algo más que ser eficientes y vender turismo: están para hacer patria, y eso no se hace destruyendo la historia o despreciando la cultura. 


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