"Al tiempo que las primeras briznas de luz solar brindaban su calor en la ribera sur del Támesis el jueves 22, ya era claro que tras más de un siglo, la visión del ingeniero victoriano Alexander Stanhope St. George finalmente lograba plasmarse. El Telectroscopio permite que los londinenses y los neoyorquinos se vean unos a otros en tiempo real.
En toda su genialidad óptica de bronce y madera, yacía ahí el Telectroscopio: un sueño de dispositivo de 11 metros de largo por tres de alto que posibilita que la gente a ambos lados del Atlántico contemplen, en tiempo real, en sus lentes de tamaño humano a quienes viven al otro lado gracias a un túnel recientemente terminado que atraviesa el oceano. Es algo así como una webcam del siglo XIX; o un videofono victoriano..."
No, no es cierto. Se trata en realidad de una instalación de arte urbano, que funciona gracias a una conexión de alta velocidad de video sin audio entre la Municipalidad de Londres y el puente de Brooklyn. Es una especie de intervención urbana cruzada con Steampunk que resulta fascinante, no solo por la historia que lo explica, sino por el diseño industrial tan creíblemente decimonónico. El artículo de CNN del que he tomado los párrafos iniciales tiene una anécdota deliciosa al final. Si tienes la suerte de estar entre el 22 de mayo el 15 de junio sea en Nueva York, sea en Londres, aparte de la simple maravilla de estar en esos lugares, también tienes al telectroscopio como atracción. Como se describe en el Observer, es puro teatro participativo, diálogo entre desconocidos que se ven atraídos por la fuerza de las imágenes y la narrativa verosímil en su imposibilidad.
Lástima que en Lima no tengamos posibilidad alguna de algo así, pensamiento positivo en grande o no. Tal vez para los Juegos Olímpicos del 2020...
Imagen libre tomada de la Wikipedia.
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