jueves, 26 de marzo de 2020

Pandemia con vista, IV

La mejor metáfora hasta ahora es la del martillo y el baile. Incluso en el mejor escenario de contención y supresión, de varias semanas sino meses, no todo terminaría. Se lograría suprimir el virus en un país, pero no en el mundo; si se suelta la vigilancia, volvemos a caer. Por ello necesitamos mantener una cantidad de medidas de contención para evitar una nueva oleada que nos ponga otra vez ante la necesidad de cuarentenas agresivas, que al final pueden no ser suficientes, como Italia lo muestra.

Estamos, hoy, en el Perú,  en el décimo día del martillo. Sería audaz decir que hay éxito, porque realmente no tenemos idea si hay diez veces o cien veces más infectados de lo que las pocas pruebas que se toman indica. Si las pruebas tomadas (poco más de 8000) reflejaran la realidad, tendríamos un tasa de infección importante, sobre el 5% de la población, pero que no parecería tener mucho que ver con la pobre práctica de distanciamiento social que se realiza en el país, donde los mercados siguen llenos y hay zonas en donde nadie parece realmente estar preocupado de nada que no sea usar mascarillas completamente inútiles, hechas artesanalmente con materiales que no sirven para la situación.

Digamos que es un martillo incompleto, insuficiente. Quizá funcione, porque hay tantos misterios que nadie puede responder sobre el coronavirus que a lo mejor no hay mucha transmisión. Pero si en dos semanas o tres se suelta el martillo, habría que pensar en el baile. ¿Como será la sociedad peruana en el baile con el diablo que vendrá? ¿Cuanto tiempo estaremos bailando?

Inevitables primeros pasos: la cuarentena seguirá para los mayores de.. ¿cuánto? para los enfermos de ... ¿qué? Las aglomeraciones mayores de 500, ¿incluirán por ejemplo 500 consumidores en una cafetería universitaria, aunque no sean simultáneos? ¿Será posible tener a más de cincuenta personas en un salón de clases? ¿A más de mil en un campus?

¿Cuándo se podrá salir de la ciudad o pueblo dónde vives? ¿Cuándo se abrirán las fronteras?

Volverá el delivery de alimentos, pero ¿cuando podremos salir a comer? ¿A comprar?

¿Tendrá sentido que haya tráfico en las ciudades?

¿En qué circunstancias tendrá que aceptarse que hemos fracasado y que hay que volver al martillo?

¿Toleraremos un segundo martillazo?

Salvo que el coronavirus decida mutar, la única salida clara es una vacuna; claro, la mutación puede hacer que la vacuna no sirva también, con lo que volveríamos a cero. Cortesía de monos con metralleta como Trump, AMLO o Bolsonaro, lo más probable es que la posibilidad de oleadas de contagio se mantenga.

El mejor escenario es que a punta de martillazos el mundo supere la crisis y luego ponga la mejor cara posible mientras llega la vacuna, dedicados a esa danza semi macabra que tendremos que tolerar por meses hasta que la ciencia nos salve.

El peor es oleada y oleada de contagios masivos, como con la gripe española. Martillazos que destruyan la economía, la tolerancia de las comunidades a ser obligadas a aceptar los martillazos. Violencias muchas y el riesgo de perder el control.

Estamos ante una crisis que puede volverse colapso, en el peor escenario. Personalmente, colectivamente, social y nacionalmente, podemos terminar viendo como se deshace la civilización ante nuestros ojos. El tipo de tragedia donde los pequeños horrores personales se desvanecen en la abrumadora incapacidad de corregir el rumbo. Como cuando hay un terremoto o una guerra y no hay tiempo de enterrar a los muertos en orden y con cuidado personal, podemos ver como una tras otra de las instituciones de la sociedad se desarman y desaparecen ante nuestros ojos, sin que podamos despedirnos de ellas.

Por eso solo queda confiar en el martillo ahora, y prepararnos para un largo baile. Con suerte volveremos a las playas y centros comerciales y aviones en un año. Pero el 2020 está cancelado. Apenas queda la posibilidad de tolerarnos mutuamente, y resistir hasta que termine. Y confiar que el azar genético y la chamba generosa y sin limites de científicos por toda la tierra se junten para evitar que caigamos al abismo.

No hay comentarios: