Buenas... como ahora también soy cientista político, y por lo tanto no sirvo para nada, he optado por intentar una quinta profesión, siguiendo los consejos de un amigo Indio: Madanmohan me decía que siempre hay que tener cinco planes de vida y el último debía ser volverse gurú. Inauguraré mis intentos de reconversión profesional con una nueva técnica de premonición llamada ευανάγνωστη οθόνη (está en griego, por si no lees griego) que consiste en ver el futuro en los patrones de vidrio trizado de una pantalla rota de iPhone (matan por esto en Silicon Valley).
Habiendo roto un par de iPhones (uno es el control, el otro es propiamente el adivinamiento), veo seis posible futuros para el Perú, que calificaré de A a F, siendo esta una escala uninominal con valores ascendentes, donde A = el peor posible de los peores escenarios malos, y F = arcadia pero con banda ancha, y sin selfies.
Escenario A, o las siete plagas de Egipto, todas juntas pero con buena prensa: Fujimori gana las elecciones. Es decir, Keiko Fujimori gana, pero en realidad es su papi el que gobierna; es liberado por la misma Keiko el mismo 28 de julio, y desde ese momento comienza una orgía de venganzas y desquites que hace que la tercera temporada de Espartaco sea un programa para niños. Solo cuando el tercer reporte negativo de crecimiento económico es puesto en circulación, y a pesar de la reubicación de los técnicos del MEF como controladores del SNIP en Challpalca que esto conlleva, es que los medios se dan cuenta de (es decir, los operadores mediáticos de los empresarios les hacen saber a los medios que deben darse cuenta de) que la economía del país está hecha un desastre, que nos han expulsado de todos los foros posibles, que los delincuentes ni siquiera intentan disimular que lo son porque la policía solo trabaja controlando manifestaciones y cuidando casas de fujimoristas, y que el dólar está a ocho soles. Pero como la tranquilidad macroeconómica es la mejor señal para los inversionistas, solo piden el regreso de Alonso Segura al MEF. Lampadia pide represión a los antimineros, y la consigue. Perú no califica al mundial de Rusia.
Escenario B, o tal vez un par de plagas más un Niño de tres años, pero tampoco es para tanto: Keiko gana las elecciones. Su papá es liberado el 31 de julio, y enviado como embajador del Perú a Japón, mientras que Martha Chávez es enviada como embajadora a Iraq, donde logra espantar al Estado Islámico. No es un lecho de rosas pero al menos sobrevivimos (o sea, la repetición de Toledo, García II y Humala. Nada nuevo bajo el sol). La delincuencia es controlada por el método Montesinos: les pagan para que no roben. Como la tranquilidad macroeconómica es la mejor señal para los inversionistas, los empresarios consiguen que Alonso Segura siga en el MEF. Lampadia pide represión a los antimineros, y le dan un poquito; Keiko muestra su empatía yendo a consolar a las familias de los policías muertos, mientras Kenji promete encargarse él mismito de los antimineros, sin que pase realmente nada. Perú no califica al mundial de Rusia.
Escenario C, o el menos malo de los males menores siempre es un mal: gana Kuchinski. Repítase todo el párrafo anterior desde "Su papá es liberado..." (obviamente no es su papá, es el de Keiko).
Escenario D, o esto no va a pasar: gana Alan García, o Alejandro Toledo, o Julio Guzmán, o Brad Pizza. No, no va a pasar.
Escenario E, o fantasías animadas de ayer y hoy: un outsider simpático, coherente y pensante logra convocar a lo mejor de la derecha, del centro y de la izquierda y consolida un frente más o menos decente, más o menos organizado, más o menos eficiente, que logra un gobierno más o menos pasable. No es que todo se arregle pero como que nada empeora y sobre todo, queda claro que es posible gobernar al Perú sin ser un delincuente, la hija de un delincuente (encima traidor, asesino y cobarde), o un incapaz desubicado. Levitski la califica como la coalición paniaguista aggiornada, lo que suena a premio Nobel para dicho outsider, quien naturalmente sabe quién es Levitski (si tú, desavisado(a)(e)(i)(u) lector(a)(e)(i)(u), no sabes quién es Levitski, nada puedo hacer por ti). Lampadia pide represión pero no le hacen caso. Los medios deciden ser ecuánimes y hasta objetivos. La delincuencia disminuye un poquito y deja de organizarse en mafias, aunque no desaparece ni mucho menos. Fujimori culmina su condena, o fallece en la cárcel, y nadie lo recuerda el 2021, y ciertamente Keiko descubre los placeres de la vida suburbana en Iowa o Montana. Toledo dice que el 2021 sí la hace.
Escenario F, o fantasías lisérgico-ayahuasqueras: gana la nueva izquierda. El Perú se convierte en la Arcadia juvenil, un paraíso pastoral sin minería contaminante, sin delincuencia, sin dólares y democrática hasta el tuétano: todo se decide por consenso logrado en asambleas de base. La productividad aumenta gracias al aumento de salario mínimo a niveles escandinavos, logramos consolidar un modelo de desarrollo basado en energía no contaminante y hasta revertimos el cambio climático. El 28 de julio de 2021, Verónika Mendoza le entrega el mando a una lideresa cajamarquina que todavía no ha comenzado a hacer vida pública, pero que los medios, ecuánimes, democráticos y sobre todo imparciales, han destacado por sus méritos y no por su apariencia o su capacidad de hacer comentarios provocadores. Lampadia se inmola en el altar de la nueva democracia no sin antes reconocer sus pecados antidemocráticos (además se queda sin plata porque no hay minería contaminante que la financie). Perú se queda por poco y su ausencia en el Mundial de Rusia es atribuida a los rezagos del pasado: para Qatar 2022, pero sobre todo para Australia 2023, y gracias a las políticas de paridad de género, ¡vamos por la copa!
En fin: si has llegado hasta aquí, querido lector, querida lectora, queride lectoru (largo etcétera), dejo en tus manos la elección del escenario más plausible, aunque imagino que ya discerniste que esta escala va de más a menos en cuanto probabilidad...
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