jueves, 17 de enero de 2013

Mi regalo para Lima: yo, el supremo

La iniciativa ¿Qué le regalarías a Lima? me ha inspirado. Lo pensé un buen rato y me di cuenta que solo hay un regalo posible, que además no solo lo podría dar yo, sino que en realidad sería igual de viable para todos los limeños.

¿Cuál es? Yo.

El supremo, el déspota ilustrado, el dictador por la gracia de dios, el sátrapa aquemenido local, el imperium maius citadino. Cosa que un corto plazo, todos los problemas de Lima se terminarían, gracias a mi hábil mano y sabia conducción. Haría ocho cosas que harían a Lima la perla del Pacífico, la nueva Jerusalem, la Zhong Jing, la cuarta Roma, Asgaard, como quieran llamarla.
  1. Declararía bajo dominio eminente toda el área cercana a La Parada y se la entregaría a un fondo soberano de los Emiratos Arabes, para que conviertan el cerro El Agustino en un parque forestal, aplanen los cerros El Pino y San Cosme y habiliten super lofts, construyan en la actual Parada el mayor centro de convenciones del mundo, y pongan un hotel de 60 pisos mínimo al costado. La zona sería el nuevo centro y quedaría fabulosa, con metro aéreo al lado.
  2. En un arrebato Hamelinico, conseguiría suficientes grúas para sacar de Lima a todos los Ticos, ADs, Proboxes, combis asesinas y demás en una sola noche, y las pondría en una flotilla de barcos rumbo a China donde siempre están comprando chatarra.
  3. Aboliría la independencia política del Callao y crearía una sola gran área metropolitana con suficientes fondos por habitante, más el canon del puerto y del aeropuerto. Esto de varias ciudades en una funcionará en Los Angeles o Londres, pero definitivamente no en Lima.
  4. Convertiría al Serenazgo Unificado de Lima Metropolitana en una policia metropolitana con responsabilidad en Tránsito, Transporte, Seguridad Ciudadana Básica (tranquilidad, patrullaje y asuntos domésticos), Defensa del Consumidor y Prevención del Delito, dejando el resto a la Policía Nacional. Si el gobierno central se pone fastidioso cerraría el Serenazgo en una y le recordaría al Presidente de la República que si no va a ayudar, que se haga cargo de todo él solo, a ver cuánto se demora en reponer las atribuciones de mi Guardia de Corps, perdón, Serenazgo Metropolitano. 
  5. Mis hoplitas, perdón, Serenos Metropolitanos, cercaría San Jacinto y similares; darían una advertencia de dos horas para que todos evacuen y procedería a echar Napalm en la zona. La chatarra resultante se vendería a los chinos como yapa de la masacre de combis y convertiría todas esas zonas en parque zonales. 
  6. Cambiaría toda la zonificación urbana para que todo edificio nuevo se construya con retiros significativos y áreas verdes alrededor, y suficientes estacionamientos internos para cada vivienda. Además tendrían que tener jardines urbanos en los techos y un monumento al Basileo Metropolitano en la entrada. 
  7. Entregaría la construcción y explotación de un metro a una empresa gigantesca a la que le pondría condiciones claras, metas de gestión bien definidas a cambio de estabilidad tributaria y derechos de explotación por cien años. De paso les pediría que pongan  buses de dos pisos como los de Londres, porque me encantan y no hay nada más divertido que ir en primera fila en el segundo piso cuando frenan. 
  8. Organizaría un festival de fuegos artificiales por Año Nuevo en la Isla San Lorenzo, tan inmenso que se vea hasta Cañete, y que dure 20 minutos, y al final se prenderían láseres que iluminarían el humo con mi nombre, o el de cualquiera que se gane un concurso de panegíricos en mi nombre. 
De más estar decir que esto es una broma, ¿no? Pero ¿qué harías tú si el destino te convierte en Zar de todas las Limas?

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