Una de las ventajas del sistema de ballotage es que las decisiones verdaderamente tremebundas quedan para la segunda vuelta. Desde hace mucho tiempo, cada segunda vuelta es quedar entre Escila y Caribdis, entre la espada y la pared, entre el Marburg y el ebola... pero eso queda, precisamente, para mayo. Ahora hay que enfrentar lo que se tiene por delante y se tiene mas libertad para hacerlo.
Hay realmente cinco candidatos, más allá del relleno circense que puede resultar entretenido pero solo es ruido. Dos de derecha, una de algo que trasciende la derecha para convertirse en casi fascismo, uno de centro derecha y uno de izquierda autoritaria. Lindas opciones para alguien que se define como de izquierda pero detesta la idea de autoritarismo de cualquier origen.
Un buen gobierno de derecha podría tener la virtud de enfrentar algunos problemas de fondo a nivel del estado y la relación con la sociedad y las emergentes élites regionales, así como de respetar a pies juntillas las libertades individuales, tan maltratadas en el Perú. Claro, eso saca del encuadre tanto a Fujimori Jr., cuya única razón de ser significaría entrampar el país en un debate interminable sobre si debemos o no sacar de prisión a un abusador de derechos humanos, ladrón y cobarde como Fujimori papá; como también a Castañeda, que no ve más allá de su pedantería de maestro de obra. Solo Kuczynski, entonces.
La izquierda autoritaria encarnada en Humala tuvo cinco años para convencer al país que ofrecía algo más que altisonancias anti chilenas, ideas militaristas para la sociedad y sobre la seguridad pública, y un sancochado contradictorio de visiones sobre la economía, aparte de la receta que estoy seguro reavivaría en caso de victoria: el cambio constitucional, que no ofrece más que cinco años de parálisis, mientras nos peleamos sobre si sí o si no... Fujimori pero con otra justificación. El señor Humala optó por no hacerlo y ahora nos atosiga con mensajes contradictorios para aplacar a las buenas gentes de la clase media. No le creo.
La centro derecha de Toledo tiene una gran desventaja: Toledo, con sus mismas limitaciones de falta de claridad, de frivolidad, de carencia de autoestima expresada en la necesidad de tener "yes-men", de ignorancia del país real, más allá de las frases hechas y los soplos al oído de terceros que no deberían ya existir, como Raulito Diez Canseco, ahora a cargo de modernizar la educación desde su brillante experiencia de mercachifle. Difícil votar por él, en realidad casi imposible. Solo algunos del entorno como Bruce producen cierto entusiasmo, pero realmente ¿cuánto importan entre Reateguis, Elaines, Ayaipomas y demás?
Entonces, PPK: una posibilidad de un gobierno de derecha, lástima que entorpecida por tres grandes razones. Primero, su completa falta de transparencia sobre qué hacer, manifestada en sus contradicciones sobre sus negocios, su doble nacionalidad y su plan de gobierno, que es y no es según el auditorio. Segundo, su decisión consciente de convertir la campaña no en una disputa de ideas sino en un jueguito de marketing, con sus PPKuyes, visitas a Magaly y demás artificios, que podrán ser ingeniosos pero no dicen nada. Tercero, su pasado, de cabildero, de asesor empresarial y ministro al mismo tiempo, de derechista transnacional, no de derechista nacional, cosa que realmente no existe en el Perú. Si a eso sumamos su falta de agilidad, mostrada en un par de entrevistas, y sus malas juntas, tenemos no a una opción de derecha modernizante, sino a una especie de Pedro Beltrán con más gracia y en technicolor.
Ante ese panorama, me guardo el voto. El blanco es mi color. Hay opciones decentes para el parlamento, aunque realmente mi candidato favorito (Gustavo Guerra García) lamentablemente no tiene opción; pero para las presidenciales no podría dormir tranquilo teniendo que escoger entre cinco personajes que no deberían estar ahí, sea porque representan lo peor del país (como Fujimori o Castañeda) o porque son pésimos mensajeros del gran debate entre derecha, centro e izquierda que el país se merece.
Ya habrá que optar en segunda. Por ahora, más vale tranquilidad ante uno mismo que angustias anteladas.
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5 comentarios:
Los cinco candidatos dan miedo, en eso estoy totalmente de acuerdo.
Pero creo que votar por el menos malo en primera vuelta es tan necesario como hacerlo en segunda. Quizá la responsabilidad está más disipada, pero la lógica es más o menos la misma... Si en segunda vuelta pongo mi granito de arena para que gane el menos malo, en primera vuelta pongo mi granito de arena para que el menos malo pase a segunda vuelta.
En primera o en segunda...igual llegará el momento de decidir. En mi caso prefieron decidir ya....pero mi decisión la busqué entre los 11 que están postulando y no por si están entre los primeros cincos.
Decidí votar hace mucho por PPK cuando no estaba entre los primeros...ahora que está en el cuarto puesto igual votaré por él y no por Toledo. Es una lástima que muchos esten cayendo en la trampa del miedo solo porque no quieren que salga Keilo u Ollanta...en lo particular deseo que todos voten por quien decidieron y no se dejen manipular.
En blanco? y si te lo llenan?
Viciar es votar por el hastío, por el hartazgo y por el repudio a todos esos payasos tristes.
Y quisiera agregar una razón más por la cúal PPK no representa la mejor opción. En su afán marketero, contrata 'al gran orador de America Latina' aprovechandose de la ignorancia y el sentimentalismo. Sí a Keiko se le criticaba por regalar ollas y cocinas, a este candidato bien se le puede criticar querer entorpecer al votante con simulacros de terapia cultural.
or la cúal PPK no representa la mejor opción. En su afán marketero, contrata 'al gran orador de America Latina' aprovechandose de la ignorancia y el sentimentalismo. Sí a Keiko se le criticaba por regalar ollas y cocinas, a este candidato bien se le puede criticar querer entorpecer al votante con simulacros de terapia cultural.
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