miércoles, 23 de marzo de 2011

Piratería mediática: una mirada nueva y renovadora

Ha salido hace poco uno de los primeros estudios realmente útiles sobre piratería mediática que se hayan realizado en el mundo entero. Concentrando su atención en economías emergentes, una forma contemporánea de decir "países no tan pobres", Media Piracy in Emerging Economies es un trabajo encargado al Social Sciences Research Council, y ejecutado por especialistas en seis países (India, Brasil, Rusia, México, Sudáfrica y Bolivia, en orden de población).

Este estudio llega a varias conclusiones valiosas, pero quiero destacar dos:

Primero, que el problema fundamental es que la concentración y transnacionalización de las industrias mediáticas ha creado un terreno en que no hay adaptación a las condiciones locales, mientras que se promueve agresivamente el consumo de los productos culturales globales. En otras palabras, se impone un modelo de negocio tanto mediante la promoción de productos como a nivel de precios, ambos basados en los intereses de estos conglomerados globales que además, como resulta lógico, tienen como primer interés vender en sus mercados nacionales, o culturalmente inmediatos. Dicho de otro modo: una empresa global pero con raíces en Estados Unidos no solo quiere vender los productos creados en los Estados Unidos sino que quiere mantener el modelo de negocios de los EEUU en el resto del mundo, lo que es inviable y simplemente insostenible económicamente fuera de los mercados de origen.

Segundo, la consecuencia conocida: los consumidores no pueden acceder a los bienes en los términos oficiales, y gracias a la tecnología digital, aparecen "emprendedores" que cubren el vacío dejado en el mercado local por la desaparición de empresas locales como por la necedad de las empresas globales. La piratería (el uso de este nombre tan genérico no me gusta, pero estoy siguiendo el documento) resulta entonces de una falla del mercado, y se convierte en la solución de la demanda latente.

Hay varias conclusiones más, pero queda claro que la realidad de un negocio que promueve incesantemente sus productos pero que no cubre la demanda realistamente está condenada a continuar teniendo a la piratería como protagonista, salvo en los espacios en donde no es posible abastecerse mediante piratería, como el cine en sala, los conciertos en vivo, y la televisión de pago. En otras palabras, el énfasis en represión y enforcement es pura evasión: lo importante es reconocer que el modelo de negocios está agotado, y debe renovarse. Y esto incluye el marco legal, que dejó hace bastante rato de beneficiar a la sociedad para proteger a los gremios (en un sentido cuasi medieval) que viven de regalías.

Vean también la opinión de Michael Geist al respecto, que va por otro lado. Lean el informe, que además está disponible con su rollo sobre el "dilema de consumidor" para ejemplificar los problemas comerciales tras la piratería.
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