miércoles, 21 de julio de 2010

En Fiestas Patrias, ¿quiénes somos nosotros?

La controversia de la bandera ha sido un tema interesante estos días. Claro está, en la blogosfera local ha tenido más impacto que en los medios, y estoy seguro que para muchos compatriotas el tema no importa, o es "lío de blancos". Creo que en general sirve para preguntarnos también qué significa ser peruanos, o por lo menos, qué significa que uno se defina como peruano.

Como lo dije hace un tiempo: "¿Somos peruanos porque compartimos prejuicios, aunque nos afecten distinto? Tal vez esa sea la mejor manera de definirnos."

En este caso, podría replantear la aseveración, y decir que somos peruanos porque nos afectan los prejuicios de algunos, de la misma manera que nuestros prejuicios afectan a otros. Partamos por lo básico, descartando la ambigüedad: la actitud estúpida de algunos que vieron en la bandera con el rostro de Tupac Amaru a un símbolo terrorista, fue agravada por la necedad policial, que convirtió un problema que podría haber sido menor y municipal en una cuestión de orden interno y seguridad nacional. Profundamente idiota.

Y sin embargo, hay algo ahí... pues aunque no tengo claro el marco legal, sí es cierto que poner la bandera es obligación, y demás está decirlo: es poner LA bandera, no la interpretación que uno u otro hagan de la bandera. Podrá sonar decimonónico o ridículo, pero el símbolo, en su integridad, finalmente importa.

Claro, podría y debería haberse resuelto con un policía municipal diciéndole al que trasgredió la norma que cambie por la bandera oficial, y que pague una multa; claro está también, en el Perú, eso suena francamente absurdo, aquí donde todos hacen lo que les da la gana, desde vender y comprar la bandera oficial (con el escudo) hasta bueno, todo. Más que informalidad, lo que impera es la privatización de lo colectivo: así como porque mi carro es mi carro, y estoy apurado, y tengo que trabajar, y hago lo que me da la gana; porque la calle es de todos, y por eso es mía para hacer lo que me dé la gana sin importarme el "todos"; ¿acaso también la bandera es de todos, y por ello cada uno puede decidir qué bandera quiere usar?

Esto no se trata de símbolos patrios o de los sagrados símbolos patrios, que es todavía más absurdo. Es de lo que entendemos por todos. Aprecio la obra de arte de Cherman, y alabo su propósito. Pero recojo un comentario de Javier Torres, en el post que enlazo párrafos arriba, y recuerdo que esa bandera que no siempre valoramos, es de todos los que nos llamamos peruanos, así, en su simpleza y carga simbólica más bien trabada de formalismos que esconden injusticias.

Es nuestra bandera, y por ello debe ser la de todos, y siempre la misma. No porque represente a la patria, sino a los peruanos. Mal que bien, nos une. Por ello, la flameamos. Por ello, no comparto la idea de cada quién definiendo qué bandera lo representa o le gusta más. No censuro la idea, pero no comparto la oportunidad.

Sin sacralizar al estilo militar la forma; sin renunciar a representar a la patria con nuevas ideas, con estilos distintos y prácticas imaginativas; sin abandonar la noción que la patria la hacemos todos, cada uno a su manera y desde su propia noción de patriotismo; sí reivindico la idea que en Fiestas Patrias, que es la fiesta de los peruanos, debemos poner nuestra bandera, la de todos, es decir la de todos nosotros.
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