lunes, 9 de noviembre de 2009

Google Wave: el futuro de algo, aunque no sepa bien de qué

Cortesía de un buen amigo, he estado jugando con Google Wave los últimos días. No es muy distinto a lo que me imaginaba, tras leer una serie de documentos, reseñas y parodias sobre este servicio que puede ser un cambio radical en nuestra comprensión de la comunicación mediada por computadoras, tanto como un patio de recreo geek completamente alejado de la realidad "real".

Como se ha dicho en otros sitios: Google Wave es una combinación de una sala de chat en tiempo real con documentos, fotos, y videos, de todo tipo y origen, donde se puede responder en cualquier punto de la cadena de comunicación, porque la Wave es un ejercicio de conexión con otras personas, en un tiempo real que puede ser no tan real, no solo porque uno puede leer las cosas en distintos momentos, sino porque se puede ir para atrás y para adelante.

Las capacidades multimedia de la Wave son muy buenas, y aparecen en el video siguiente en excelente forma (Advertencia: seriamente NSFW).



Lo que es evidente en el proceso de jugar con la Wave es que es una propuesta confusa porque efectivamente, rompe la manera como nos hemos acostumbrado a enfrentar la acumulación de información. En un caso cualquiera, las distintas instancias de comunicación surgen como elementos discretos que tenemos que rastrear, archivar y actuar; una conversación es una conversación, un chat es un chat, un documento es un documento, aunque cada uno de ellos trate de lo mismo, o mejor aún, aunque cada uno de ellos, una vez avanzado el proceso de comunicación, se conviertan en parte de una continuidad que cobra sentido conforme se va elaborando.

Google Wave postula que este orden emergente puede ser más obvio, y por lo tanto más eficientemente administrado, si convertimos las instancias discretas de comunicación en un flujo sin límites. Las partes individuales dejan de estar separadas y pasan a participar de una sola ola, la que permite rastrear, archivar y actuar de manera integrada.



Entonces, resulta evidente por qué es confusa: porque acostumbrados a entender los procesos de decisión, individuales y colectivos, como instancias de información que administramos colectivamente en la mente, Wave nos dice que no, que lo que hacemos en nuestra cabeza ahora hay que hacerlo en un solo espacio informático, una ola, que permite mucha mayor colaboración porque no tenemos que replicar información y porque, al menos en teoría, nos ofrece la misma vista de los elementos del proceso a todos.

Claro está, la subjetividad del usuario, del partícipe de un proceso de comunicación, no desaparece. Igual podemos entender las partes de distintas maneras, a pesar que se pierde la posibilidad de confusión intencional, cuando alguien decide no publicar o entregar a la "comunidad" parte del proceso. Pero la subjetividad igual puede hacernos entender las cosas de maneras disímiles, con la ventaja (o agravante) que la Ola puede servir de área de resolución de conflictos.

Pero esto nos obliga a ser primero, más organizados para proponer nuestros espacios de comunicación, dado que las olas pueden ser muy caóticas muy rápido. Por otro lado, también es posible que nos confundamos con el nuevo paradigma y que el costo de adaptarnos a él sea demasiado alto para que valga la pena, con lo que la Ola será un refugio colaborativo muy preciso antes que una herramienta transformativa.

En conclusión: el problema de la Wave no lo que puede hacer, tanto como que parece requerir un ejercicio de imaginación significativamente más intenso del que normalmente ponemos en las conversaciones en tiempo real. ¿Será por eso que es más difícil de entender que muchas otras cosas (pero no que las mujeres)?

Reseñas:
Ars Technica, como siempre de primera calidad.
Gizmodo ofrece una visión algo exagerada y quizá no muy cierta.
El video oficial de Google, y otro que muestra qué se puede hacer.
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