La decisión de implementar un sistema de sorteo entre jóvenes peruanos, para cubrir las carencias del servicio militar voluntario, es noticia en estos días. Las Fuerzas Armadas, se nos dice, necesitan 60.000 reclutas al año, y no se llega sino a la mitad. Por ello, y haciendo uso de la ley, se hará un sorteo para cubrir las plazas faltantes, con exclusiones precisas.
Podríamos discutir si es justo, o relevante, hacerlo. Como lo dice el general retirado Roberto Chiabra, "solo a los que no tienen dinero se les está pidiendo civismo y patriotismo." Pero esto es una parte de la crítica, y deja de lado lo más importante, que es, ¿para qué necesitamos 60.000 reclutas al año?
En el fondo, la pregunta es por la política de defensa nacional. Las Fuerzas Armadas, se supone, implementan una política y reciben tareas a partir de las decisiones del poder ejecutivo. Por ejemplo, la presencia en las zonas de emergencia es una decisión política, que podría cuestionarse bajo la premisa que es en realidad labor policial. Pero asumamos por un momento que no es posible encargarle a la PNP esa labor. Tendríamos entonces que las Fuerzas Armadas son necesarias para enfrentar ciertos tipos de delincuencia con carácter insurgente, aunque no sean políticas; para la defensa de la integridad territorial, esto pendiente de definición; para las emergencias nacionales; y eventualmente como instrumento de política exterior, por ejemplo como participación en una fuerza de paz, al estilo de Haití.
Esta es una política implícita, no explícita. No ha sido articulada ni defendida por el ministro de Defensa, y ciertamente no ha sido usada como argumento para solicitar que los estimados 30.000 jóvenes peruanos le dediquen un año de su vida, a cambio de una paga miserable, a trabajar para las Fuerzas Armadas. Pero debería exigirse que se explique y se explicite esta política. ¿Por qué? Porque así es como se debe hacer política, no por apelaciones discutibles al patriotismo o al deber cívico, ni mucho menos como una suerte de política de reinserción social para jóvenes en problemas, lo que sería un necedad espectacular.
En otras palabras: el Estado Peruano y la clase política deberían, de la misma forma que justifican cada ley, justificar para qué necesitamos 60.000 soldados al año. Y en el proceso, deberían explicar por qué la defensa nacional requiere tres armas en vez de un solo comando unificado; tres cuarteles generales, más instalaciones varias que terminan siendo usadas para ferias de artes, conciertos varios o piques de autos, en vez de fines militares; y en general, lo que parece ser una enorme cantidad de instalaciones, recursos, personas y servicios que no parecen cumplir una función orientada a la defensa, sino simplemente mantener el status-quo socio económico de los miembros de las Fuerzas Armadas.
Porque creo que si un muchacho de 18 años tiene que pasarse un año de militar, debe ser para algo mejor que hacer turnos nocturnos de vigilante de un cuartel que no se usa. No quiero pensar que se trata de hacer de mayordomo o mandadero de un oficial superior, como era antes.
Pedir que los peruanos, que viven un momento de expansión económica que permite pensar en opciones distintas a las tradicionales, opten por pasar un año en un trabajo sin futuro, a cambio de un ingreso que no es ni la mitad del salario básico mensual, es irracional. Apelar al patriotismo es un juego de doble moral, porque está visto por la norma planteada que se busca que solo algunos peruanos tengan que ser patriotas de esa manera. La única justificación es operacional: es necesario para el país. La demanda lógica es que se explique bien tanto lo que se espera lograr con este sacrificio, como los ajustes que las mismas Fuerzas Armadas están haciendo para reducir dicha demanda y seguir cumpliendo con su deber constitucional. Es responsabilidad de todos, pero sobre todo de los políticos, demandar que los sacrificios sean bien repartidos.
3 comentarios:
Realmente su perspectiva es de una tendencia progre, contrario al concepto de la mejora sustancial de la moral en los jóvenes al participar en la formación y defensa nacional, en donde usar el uniforme de la patria en sus diferentes formas, como sucede en todos los países democráticos del mundo, es un honor y un deber. El tema de la compensación, es un problema de los políticos, como lo que ha sucedido en los últimos años, en donde a nuestras Fuerzas Armadas y a la PNP siempre son postergados por la cotidiana sensibilización traidora y oscura de no darle los medios y las remuneraciones que le corresponde. En fin, es largo explicar lo contrario que estoy con sus líneas, qué le pregunto, ¿en dónde estaría el Perú si no se hubiera luchado y derrotado al terrorismo en los años 80 y 90?; la mayoría de personal que peleo en esos años está postergado y con un sueldo miserable...¿así no queremos tener jóvenes que vayan entendiendo para qué sirve la FF.AA. y la PNP en el crecimiento del país?, ¿queremos no tener seguridad en el país ahora y en el futuro, y que no crezca económicamente sólo por el rechazo que se le ha ido inculcando a la población?.
A ver, vamos en orden. No conozco muchos países democráticos en donde haya servicio militar obligatorio, sin que ello sea óbice para considerar que efectivamente sea un honor servir a la patria en las fuerzas armadas, como lo es servirla de tantas otras maneras. El argumento del terrorismo es banal, porque el punto es precisamente que no estamos en una etapa de conflicto en donde se necesite gente sin ton ni son. Se necesita fuerzas armadas y policia profesionales, y eso se logra mediante una inversión cuidadosa y responsable de los recursos públicos. Y me gustaría que explique para qué sirven las fuerzas armadas para el crecimiento económico, sin apelar a cris de coeur carentes de evidencia, y sin mezclar una cosa con otra: la policía y las fuerzas armadas son distintas y deben ser más distintas aun todavía, y jamás ha habido servicio policial obligatorio para mezclarlas en esta discusión. Francamente, recurrir a apelaciones al patriotismo como único argumento es de una banalidad lamentable. Espero que cualquier respuesta sea mejor que esto último, que no dice nada que tenga realmente sentido.
Creo que sería bueno que expliquen en realidad para qué quieren a esas 60 mil personas. Además, supongo que esas 60 mil se añaden a los militares de carrera, el número sube.
También creo que hay otras preguntas, como ¿realmente no se les manda a zonas de emergencia? Al VRAEM, específicamente.
Además deben cambiar, la mayoría de las personas no quieren enviar a sus hijos al SMO porque sienten que ahí sus vidas o su integridad corren peligro, ya sea porque los envíen a una zona de emergencia o porque algún bobo confunde disciplina con abuso. El solo pensar que un tipo tenga la potestad de golpear a tu hijo porque no realizó bien una orden no va conmigo.
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