miércoles, 16 de noviembre de 2011

Detesto la SOPA

El proyecto de ley ante la cámara de representantes de los EEUU, Stop Online Piracy Act (SOPA), es parte de una andanada jurídica que, para variar, puede terminar botando al niño con el agua de la bañera... y todo porque las industrias de contenidos no son capaces de aceptar que no hay forma de volver al pasado.

La premisa es esta: desde mediados de los noventa, las leyes de EEUU y del mundo entero aceptan que el intermediario no es responsable por las trasgresiones en línea. La DMCA, por ejemplo, creaba excepciones claras para los ISP en caso que alguien fuera culpable de "piratear" contenidos, con lo que aparecen los takedown, comunes en Google: si una búsqueda daba un resultado indebido, Google no era responsable que alguien se bajara contenidos siempre y cuando, a pedido de los derechohabientes, se retirara el enlace.

Como todos sabemos, desde esa época hasta ahora, la cosa ha cambiado, y sitios como YouTube basan buena parte de su popularidad en la cantidad de contenidos no autorizados disponibles. Entonces, la idea es cambiar las reglas del juego: ergo, SOPA.

Me levanto parte de una explicación de la EFF sobre el tema:

"En la actual redacción, la norma dará tanto al gobierno como a actores privados poder sin precedentes para interferir con el sistema de nombres de dominio (DNS). El gobierno podría forzar tanto a ISPs como a los motores de búsqueda a redirigir o descartar los intentos de llegar a ciertos sitios web. Una consecuencia posible es que terceros inviten a los usuarios promedio a servidores alternativos que ofrezcan acceso a toda la Internet por fuera del DNS, evadiendo la nueva versión, censurada, de la Internet en los EEUU; esto crearía nuevas vulnerabilidades a todo nivel mientras la confiabilidad y universalidad del DNS se evapora.

Y se pone peor: bajo las disposiciones de SOPA, los proveedores de servicios (incluidos los proveedores de hosting) estarán bajos nuevas presiones para monitorear y controlar policialmente las actividades de sus usuarios, puesto que SOPA se centra en sitios web que no hace lo suficiente para evitar las infracciones, sin dejar en claro qué sería "lo suficiente". Además crea nuevos poderes para cerrar a todos los servicios que ofrecen alternativas de acceso por fuera de las normas dispuestas por la norma".

En el camino, si alguien pone un video como este , alguien podría reclamar que es una trasgresión y bajárselo. Pero sobre todo: la privatización del control de los contenidos de la Internet básicamente nos vuelva vulnerables a todos, porque bastaría que una empresa con recursos diga que algo es ilegal, para que tengamos que bajar la cabeza. Encima, este problema es estrictamente de los EEUU: no se trata de tratados internacionales o acuerdos bilaterales, pero las consecuencias serían globales.

Por eso, en vez de SOPA, EFF propone que se le conozca como "Proyecto de Ley de Listas Negras en Internet", que nos remite al macartismo, y en general a todos los intentos de poner ciertos valores privados por encima de los valores sociales. Finalmente, lo que esta norma plantea es que la protección de intereses privados es más importante que los derechos ciudadanos, que es preferible algo de censura antes que pérdidas económicas. Un desastre total, que no por recurrente deja de ser desagradable.

El consenso en contra es grande: solo las industrias de contenidos, desesperadas por proteger su modelo de negocios, apoyan esto.

La opinión de los grandes de la InternetLa opinión de la Asociación de Electrónica de ConsumoLa opinión de la Unión de Libertades Civiles de los EEUULa opinión de especialistas en propiedad intelectual



1 comentario:

Federico Iriarte A. dijo...

bueno a mi si me gusta, inclusive la mezclo con todas las carnes.