¿Cuánta información necesitamos frente a una calamidad? Tras la tragedia japonesa, algunos candidatos salieron a decir que deberíamos tener un satélite para estar mejor informados. Mientras tanto, hoy por la mañana no había una sola forma simple de saber cómo habían quedado las playas y puertos del litoral tras la débil llegada del tsunami. ¿Es un problema tecnológico?
Claro que no. Así todos los peruanos tuvieran acceso a Internet, seguiríamos teniendo el problema de fondo: falta de claridad de propósito de los agentes estatales, acompañada de trivialidad de los medios. Cuando anoche leía como titular (no recuerdo si de RPP o de Peru21) que el terremoto de Japón "se vive en Twitter" no podía dejar de indignarme la frivolidad de semejante comentario, y al mismo tiempo no podía dejar de pensar en que parece que es lo único que solo capaces de hacer: repetir la cacofonía.
Un satélite es profundamente inútil cuando no se tiene capacidad de actuar con la información disponible. Creo haberlo mencionado antes pero cuando el terremoto del 2007 el sr. Presidente dijo por la noche que "nos habíamos salvado de una tragedia" porque en Lima no hubo desgracias significativas, estaba demostrando que nadie había tenido el cuidado de pasarle una copia del correo del USGS que minutos después del sismo yo había recibido, en una cabina pública en Tarapoto, reenviado por un amigo afanoso; este mensaje mostraba claramente que la peor parte la había llevado Chincha y Pisco. Elemental pues, y demostración de dónde están nuestras carencias: ni Alan García, ni nadie en el estado peruano, ni nadie en los medios, miró ese mapa y dijo "¿qué ha pasado en Pisco?".
Tres años y medio después y estamos igual. No sabemos qué mirar o qué decir. Más allá de la calidad de su personal, la DHN de la MGP saca comunicados escritos en clave en vez de dirigirse al público para que actúe; los periodistas siguen esperando que los llamen o que un tuit les ilumine sobre lo que pasa; los titulares de las obsesionadas webs de constante actualización de nuestra prensa tienen información con tres horas de atraso. Seguimos mirando los desastres como eventos ajenos, y cuando nos tocan no sabemos qué hacer.
Por ello, creo yo, es que situaciones como las recurrentes tragedias prevenibles en provincias nos dejan impávidos. Nuestra actitud general es de espectadores inmaduros, que asumimos que "diosito" o la "madre naturaleza" es la culpable y que nada se puede hacer frente a ella, y no aceptamos que se puede intentar minimizar el daño, cuando no evitarlo. Si y cuando un terremoto de grado 8.9 nos caiga en Lima, será una catástrofe, no hay duda, pero no solo porque los edificios caerán sobre la gente y el tsunami inundará todo el Callao, sino porque nadie sabrá qué hacer, nadie reaccionará y simplemente le echará la culpa al destino. Sobre todo, estaremos esperando que nos digan qué hacer, y nadie sabrá hacerlo.
Más responsabilidad, ante lo que nos puede afectar y ante lo que puede afectar a nuestros semejantes, es la lección que deberíamos aprender. Desde tragedias ineludibles como un terremoto hasta lo completamente evitable, como un friaje, es chamba del estado, pero también de los medios, y sobre todo de los ciudadanos: actuar y exigir acción. Caso contrario, solo seremos víctimas clamando por un Deus ex machina para la próxima vez.
-
4 comentarios:
Absolutamente necesaria reflexión, Eduardo. Quisiera remarcar algunas ideas.
Primero, es crucial que los periodistas nos familiaricemos con una lista de webs científicas o técnicas que nos provean de información valiosa en casos como los de un terremoto (¿podríamos mencionar algunas?).
Segundo, el Internet puede servir tanto para proyectar trivialidad como para canalizar ayuda práctica (ver http://elcomercio.pe/impresa/notas/peruano-ayudo-localizar-compatriotas-facebook/20110312/726401).
Y tercero, el sismo japonés es una oportunidad para corroborar la pobreza informativa de las páginas internacionales de casi todos los diarios peruanos. Excepto por El Comercio impreso, los periódicos nacionales se limitan a rebotar partes de agencias como AP, EFE y REUTERS. Los dueños de diarios considerados serios, como La República y Perú.21, por ejemplo, no se preocupan en invertir en corresponsales -mucho menos, en enviados especiales- que, con relatos propios, enriquezcan la visión de los lectores sobre hechos en el otro lado del planeta. La noticia es cada vez más una simple mercancía, y muchos editores y redactores no se rebelan, aunque sea mentalmente, frente a ello.
Efectivamente, el gran problema es qué hacer con la información. Y eso atañe no sólo al gobierno, sino a cada uno de nosotros.
Si sucediera como en Japón que es posible que se nos avise minutos antes de que ocurra un terremoto o un tsunami ¿Cuál sería nuestra reacción? ¿Cumpliríamos con la evacuación adecuada, o iríamos de curiosos a ver "cómo llega la ola"?
Si no han ocurrido mayores tragedias es porque la población se organiza por sí misma, sin esperar la ayuda u organización del gobierno. Si los medios deberían enfocar algo, debería ser el aprender de esa experiencia (y no de la tecnología nada más).
La gente en Japón sabe dónde ir en caso de un desastre natural, tienen alimentos y cobijas en los refugios (que son colegios y hospitales, cuya construcción es más sólida), y cumplen con las recomendaciones que se transmiten por televisión y radio. En la medida que no se llegue a crear conciencia en la población misma que su bienestar es responsabilidad propia, por más información que se junte o se tenga a la mano, se seguirán perdiendo muchas vidas humanas.
Ghiovanni, gracias por el comentario.
Sobre lo primero, comencemos por lo básico. USGS para terremotos, NOAA para tsunamis, IAEA para cuestiones nucleares (que están lejos de afectarnos). A diferencia de las agencias respectivas peruanas, sus sitios web están repletos de información práctica y tienen nociones claras de qué decir para cada emergencia. Desde datos para científicos hasta mapas para legos. Esto sin contar con el excelente trabajo que hacen medios internacionales.
Lo segundo, pues lindo, pero me refiero a la trivialidad de los medios digitales peruanos, no a la Internet en general. Yo viví el terremoto limeño de 1974 en La Merced, donde lo único que podía hacerse era esperar que los radioaficionados enviaran novedades; en Tarapoto podía ver la web del USGS. El problema ya no es información, sino qué hacer con ella.
Lo de las páginas internacionales es muy cierto, y también lo es la falta de editores de ciencia y tecnología, no de innovación y negocios. ¿Cómo explicar estos temas bien? Una inmensa carencia de los medios peruanos, que es más crítica si es posible durante los desastres.
Daniel, gracias por tu comentario. Creo que los simulacros han educado siquiera en lo básico, pero solo sirven para el desastre mismo. El problema, la tragedia, es qué hacer después, desde el corto hasta el largo después. Veamos Pisco, cuánto se ha logrado hacer tras tres años y medio, y veremos que no solo no se ha avanzado de verdad en la reconstrucción sino que no se ha hecho algo más importante: repensar la ciudad, verla desde sus vulnerabilidades. Eso es importante y requiere liderazgo y gestión.
Creo que en caso de un terremoto sabemos a dónde ir, pero luego no sabemos qué hacer, y no hay nadie que lo sepa, desde el Estado que no sabe quién estará a cargo, pasando por los medios que no son conscientes de su responsabilidad y de cómo enfrentarla, y del público, que no tiene cómo ayudar o pedir auxilio. Todo al tuntun, todo a la buena de dios. Eso que llamamos a la peruana, es decir desorden, falta de previsión e irresponsabilidad.
Publicar un comentario