sábado, 16 de febrero de 2008

La lucha por la nube

Habiendo seguido la disputa entre Microsoft y Yahoo por la intención de la primera por comprar la segunda, queda claro que lo que busca el gigante de Redmond es reposicionarse hacia el futuro, para arreglar sus carencias en la tercera oleada de la computación personal.

Explicación breve: si el inicio real de la computación personal ocurre desde los inicios de la década de 1980, cuando entre la Apple II y la IBM PC crean un entorno de computación estable y asequible, la segunda oleada comienza más o menos desde los inicios de la década de 1990 y se consolida con la aparición del Windows 95: la computadora como producto de consumo además de productividad. La Internet colabora en esa dirección, al hacerla más atractiva y ofrecer resultados más amplios.

La tercera gran ola viene con la lenta consolidación de la Internet como la principal razón y fuente de información: la huída a la nube. Gracias a la nube, no solo usamos las computadoras como herramientas de productividad o consumo, sino sobre todo como mecanismos para acceder a todo tipo de información en la Internet, y cada vez más, que solo existe en la Internet. El desarrollo de Gmail primero, y luego de la plétora de aplicaciones como Google Docs, Notebook, Reader y demás, permiten desplazar buena parte de lo que uno considera "propio" hacia un espacio fantástico, por lo accesible y fácil de alcanzar cuando las conexiones a la Red son cercanas, pero también peligroso precisamente porque no lo tenemos en nuestros discos duros.

La nube es una opción cada vez más obvia para millones: este blog, como todos los demás, es un ejemplo de su poder, puesto que no existiría como medio sin la nube como su sustrato. La fuerza de Google, su gran negocio, yace en haber hecho apetecible el acceso a la nube, mediante servicios gratuitos, creando al mismo tiempo mecanismos para hacer plata, desde sus avisos hasta sus servicios para empresas.

Microsoft, cuya fuerza está en la segunda oleada, no logra crear alternativas plausibles a Google, y ciertamente no ha ganado plata con lo que ha intentado en la nube. Su cariño por sus éxitos pasados la ha hecho tratar de anclar lo nuevo en lo antiguo: Windows Live como marca de su propia versión de la nube. Encima, el cada vez mayor desarrollo de alternativas de software libre o abierto (como Firefox, o OpenOffice.org, por ejemplo) la ponen en desventaja.

Yahoo, que alguna vez fue la principal fuerza de la naciente tercera oleada, no ha logrado consolidarse como competidor viable de Google. Su plataforma de avisaje, Panama, ha sido básicamente un fracaso; en búsquedas, no logra pisarle los talones a Google; en servicios de la nube, tampoco. Su viabilidad es mínima, pero parece tener un grupo de gente innovadora y con buena actitud, y en todo caso sería una opción para refrescar con gente nueva a una corporación en busca de un camino, como Microsoft lo es, ad portas de perder a su alma, cuando Bill Gates se dedique a tiempo completo a la filantropía.

Habrá que seguir mirando. Pero la nube es un tema para volver. Y volveré.

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