viernes, 27 de febrero de 2015

Neutralidad de red (ya viene, ya viene...)

Hoy, el día que el Perú estará dedicado a la televisión basura para no sé exactamente qué, opto por ignorar el tema y escribir sobre neutralidad de red. Ayer la agencia regulatoria de las telecomunicaciones de EEUU, la FCC, aprobó convertir la Internet en un servicio público, es decir en un servicio que debe ser brindado igual para todos, sin preferencias o prioridades, como sí se podría si se le consideraba un servicio de valor agregado, que no tiene regulación significativa.

Estoy traduciendo de manera algo tosca "common carrier" y "information service" en los términos que se usan en el Perú. Aquí la Internet sigue siendo un servicio de valor agregado, en donde sería posible ofrecer transparentemente priorización de servicios (más barato si solo ves televisión de Movistar, por ejemplo). La idea de la neutralidad de red es lograr que no exista ningún acuerdo de integración vertical entre un operador de telecomunicaciones y un proveedor de contenidos, impidiendo que nuevos proveedores tengan oportunidad de ofrecer sus opciones en los mismos términos que otros.

Es una buena cosa, es una necesidad en tiempos de cada vez mayor conglomeración e integración vertical. No es todo lo que se debe hacer para lograr que la internet sea efectivamente un servicio público, pero es un buen primer paso, en EEUU.

Aquí en el Perú OSIPTEL está trabajando un reglamento de neutralidad de red, y habrá que conversarlo en su momento; hay cierta acumulación confusa de normas que requiere que se despeje los distintos artículos, pero en principio las telecomunicaciones peruanas son neutrales y la Internet debe ser tratada como tal, aunque falte ordenar la cuestión de servicio de valor agregado / servicio público para que no quede espacio para idas o venidas.

Este tema es crítico.  No es un asunto "técnico", sino político: definirá qué tan acogedor a la iniciativa de entrantes nacionales e internacionales, que tan competitivo pueda ser la oferta de acceso a la Internet, y que tan parecida al resto del mundo será la Internet peruana. Por eso en 2010 un grupo de semi activistas propusimos, sin mayor éxito, principios digitales para el Perú, entre los que se destaca la neutralidad de red. Por eso es que la tendencia del activismo digital es lograr que se cuente con neutralidad; por eso es que los operadores de telecomunicaciones han intentando dejar en claro que sería fatal para el desarrollo de la red hacerlo, porque al final de cuentas, las tuberías son de ellos, como dijo el presidente de Telefónica.

Claro, no basta con Neutralidad. Ella misma no significa mucho más que el placer de saber que mis correos electrónicos, mis actualizaciones de Facebook, mis torrents y mis streams de Netflix son tratados igual por mi proveedor de acceso, sin throttling ni bloqueos. La neutralidad no crea una industria de contenidos más de lo que buenos estándares televisivos o canal claros en radio. En realidad, la neutralidad de red permite que algunos proveedores de servicio cuenten con más opciones para lograr alcance global, con lo que la globalización de doble candado seguirá agarrando viada (pero eso es tema para otro día, con mucho más para decir). Pero al menos la Neutralidad garantiza un entorno en donde las telcos no dominen la Internet; en el fondo, algo mucho más justo que el mamarracho de regulación de la televisión digital creado por el gobierno aprista, que regaló el espectro a los que ya tenían canales y les aumentó el capital sin considerar nada más que favores políticos. El negocio no les ha funcionado, y la televisión digital terrestre en el Perú no despega.

Que sirva de lección: al final la diversidad de opciones en un lado se lleva de encuentro a los que solo tratan de proteger sus modelos de negocio. Pasó con la música, pasa con la televisión, pasa con las telecomunicaciones.


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