miércoles, 23 de junio de 2010

Lo obsceno no quita lo idiota

Algo de revuelo, justificado, ha producido la propuesta legislativa de pena de cárcel para los responsables editoriales de los medios de cualquier tipo que "publiciten" material obsceno o pornográfico. No tengo a la mano un enlace al proyecto, así que tendrán que confiar en mi parafraseo.

Interesante elección de palabras de Ricardo Belmont Cassinelli, el peor alcalde de la tres veces maltratada villa y congresista por accidente. "Publicitar" puede ser entendido de varias maneras, y en una acepción extremadamente generosa, el mero acto de poner en público contenido pornográfico podría causar que el responsable de un medio sea condenado a cárcel efectiva.

Nuestro amplio presidente ha opinado en contra, a pesar de los arrebatos moralistas de algunos congresistas. El proyecto mismo es una colección de simplezas dignas del autor, mezclando a Pulitzer con observaciones generales, y sin conceptualizar realmente qué sería lo obsceno, lo lascivo o lo pornográfico, incluso aseverándose que la pornografía "leve" es dañina, sin decirse con claridad qué sería leve o duro en este contexto.

No se trata de compensar la moralina simplona con el libertarismo extremo: efectivamente, hay un exceso de sexualización de los medios, como lo prueba la intensa presencia de modelitos en ropa interior en las secciones deportivas, con el vago pretexto de haber sido la señorita en cuestión alguna vez objeto de la atención de un futbolista; y en el otro extremo, diario como el Chino publican con toda naturalidad escenas pornográficas duras (penetraciones vaginales o anales, o sexo oral) con el pretexto de ser un "manual de educación sexual". Exhibiciones ambas de mal gusto, sin duda.

El problema no yace en la preocupación por poner el sexo delante de los chicos, o por lo ofensivo que puede resultar esto para las personas que no quieren verlo. Personalmente me agrede más los muertos en primeras planas, especialmente cuando no se respeta a los deudos publicando fotografías de situaciones que bien pueden querer evitar ver o que otros vean. En general, lo que hay es una clara falta de respeto por el otro, sea el muerto o la señora a la que ofende una referencia al "rico chuculún", y eso está mal pero no es delito, ni debe serlo nunca.

Esto no impide que se pueda regular, en serio, estos temas. Creo que es tan necesario que se regule la publicación de material pornográfico duro, es decir la exhibición de actos sexuales, en periódicos y medios masivos, como la de escenas violentas. Creo que en ambos casos basta con el recurso de limitar la exhibición explícita, y dejar el contenido más duro en páginas interiores o cubierto con un envoltorio; creo además que las fotografías de personas heridas o muertas no deben publicarse sin permiso de las víctimas y deben ser tratadas bajo el mismo principio, como material ofensivo que no tiene que ser exhibido en cualquier parte.

Creo finalmente que una buena multa por Indecopi es suficiente, de sobra, en estos casos, que deben estar legislados explícitamente, sin las ambiguedades y mezcolanzas de este proyecto de ley. Como corolario de estas creencias, creo que el señor Belmont debería llevar su moralina barata a su casa, y dejar de proponer tonterías, porque si quiere hacer algo útil, podría proponer una discusión inteligente y cuidadosa del tema, para llegar a normas que funciones, y que no sea descartadas como lo que terminarán siendo si se aprueban: una espada de Damocles sobre la prensa de todo tipo, cortesía de la generalidad y vaguedad de su formulación.
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1 comentario:

El Inquisidor Perpetuo dijo...

Sin duda alguna, un insulto obsceno a la inteligencia. Esperemos que nunca se apruebe esta iniciativa, hay que regular coherentemente y no dopado de moralina.